Tan sencillo...

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Tan sencillo como prestar dos ruedas, y hacer feliz a alguien. No por el acto. Si no por las intenciones. Tan sencillo como dedicar sonrisas, llantos, canciones, miradas, perdones... Tan sencillo como escuchar a alguien con un mal día, y abrazarle sin motivo, aunque de estos, siempre haya alguno. Tan sencillo como prestarle algo a alguien, y tener la confianza de saber que te lo guardará.

Si tan sencillo parece todo... ¿Por qué le damos tanta importancia a los hechos? ¿Tanto tiempo al rencor? ¿Y tan poco espacio para amor?

Es tan triste que un infante venga, y me regale monedas de 10 céntimos, pensando que es así la manera de arreglar algún problema. Pensando que eso es lo que "hace feliz" a las personas. "Que el dinero va delante antes de un buen abrazo".

"¿Cuánto dinero tienes?" Llego a escuchar de una inocente voz. Me gustaría escuchar que cuantos abrazos había recibido ese día. Que mi respuesta fuese "0" y que después de esto, viniese a abrazarme. Pero en el caso de mi hermana, me regala monedas de 20. Y yo, después de esto, devuelvo las monedas a su hucha, voy a su habitación, la miro y sonrío. Mientras que volviendo a la mía, el ánimo decae, y antes de cerrar la puerta, dejo caer un "te quiero" que no llega ningún lado; sin embargo, lo agradezco por haberlo dejado salir.

Relatos de un gusano amarilloWhere stories live. Discover now