Instrucciones para mirar estrellas

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Instrucciones para mirar estrellas

Para ver y no solo mirar, no será necesario utilizar un telescopio o cualquier artefacto parecido para aumentar nuestra vista. Pues nuestros ojos por sí solos son capaces de captar más cosas de las que creemos ver. Pero no nos creemos y queremos creer que hay otras maneras de ver más allá.

Alerta: cualquier intervención externa, puede distorsionar el acto y hacer que pierda su encanto.

Para comenzar, escoja el escenario que prefiera, no piense que tan solo se aprecian las estrellas de la noche. Pues durante el día tan solo alumbra una, y es capaz de hacerlo ella sola, a pesar de no poder descansar. Nadie teme el día en el que decida irse a dormir.

Puede estar acompañado de alguien, pero este, debe saber apreciar el silencio y ser paciente. Pues a todos nos molesta tener alarmas pendientes. Si hablamos de estrellas nocturnas, tal vez tenga algún impulso de querer personificar alguna, con alguien conocido o con quien te acompañe.

Cuidado: no siempre sale bien. 

Recuerde que las estrellas siempre se quedarán en el mismo lugar, a diferencia de las personas. Por lo tanto, evítalo. Te ahorrarás lágrimas más adelante. Consejo vivido en primera persona. Aunque no solo ocurre cuando miramos estrellas, los recuerdos están en todas partes, es inevitable. Aunque que cada uno escoge el valor con los que lo recuerda.

Cuando esté cómodo, (sin importar si está en la acera de la calle, asomado por un hueco de la ventana o simplemente en el balcón) no necesitará más que sus ojos, y un poco de corazón. Puede entretenerse en unir puntos y crear figuras, verse a uno mismo a través de ellas. Pruebe a olvidar que son simples esferas de fuego, y ponles caras; algunas enfadadas, tristes o sonrientes. Trata de escuchar el porqué de sus emociones y tal vez así sea capaz de sentirse identificado con ellas.

Pruebe a hablarle a la luna, ya que a pesar de que a veces esté ausente, siempre escucha. Ella trata de alumbrar tanto como el sol, pero a pesar de sus intentos sabe que no puede. Y como cualquiera, necesita desaparecer para poder volver a alumbrar.

Observar la noche no siempre debe ser algo melancólico, puede reírse tanto como refugiarse. Pues todos necesitamos sentirnos solos y no necesariamente tristes. Y lo digo yo, que estoy aquí presente, a pesar de que cada noche me sienta parte de ese otro universo.

Relatos de un gusano amarilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora