Inflamables

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Inevitablemente, estás ahí, y por desgracia mía, aún sigues estando en un lugar más débil. El que te niego a dejar entrar, pero no puedo porque ya estás dentro, sellando con un cuchillo, tu nombre en letras mayúsculas.

Mi mente se descuidó, y mi corazón se permitió un asalto. Los ladrones decidieron quedarse, pues tanto orden les atormentaba. Así pues, querían arrebatar todo aquello que para ellos era insignificante. Y vieron al corazón sufrir, y aún y así arrebataron cosas al fuego. Para después sacar las cenizas y esparcirlas en un olvido.

Y fue allí cuando el corazón se convirtió en aliado porque se cansó de tanto combatir con algo inevitable. Convivió con pistolas, pero amó cada una de sus balas. Rompió promesas a la vez que cumplía otras. Y junto a los ladrones pusieron en orden todas aquellas cenizas. La mente se dio cuenta del desastre y ellos se refugiaron en un pequeño lugar. Algunas veces se les escucha, o más bien, se les siente prender fuego. El corazón lo sabe, pero los refugia. Pues a veces necesita que ardan cosas y se queden en un olvido, para después poder crear otras, igual de inflamables.

Relatos de un gusano amarilloWhere stories live. Discover now