Ruido de las noches

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No suenes, no existes. Te vas. ¿Hice algo mal? ¿Nunca te valoré verdad? Te quiero, vuelve. No, es egoísta. Siempre lo fui. "Pesada". Siempre lo fui. Lo siento. Lo siento. Lo siento. Nunca quise. 

Lágrimas. No llores. Llora. Riégate. Nadie lo hace. Calla y escucha. Respira. Estás en el espacio. En el "hiperespacio". ¿Lo estoy haciendo bien? Lo siento. Aquí arriba no hay aire. 

¿Alguien tiene oxígeno? ¿Alguien me lo presta? Existe alguien?. Nombramos a alguien como si lo esperáramos. Pero tal vez alguien no existe. ¿Existes? ¿Vives? ¿Observas? ¿Qué hago? ¿Soy alguien para los demás? El sonido de las teclas me desagrada. Su tacto me agrada. ¿Soy como esto para todos?¿Qué valor tiene? ¿Qué valor tenemos?

¿La tierra agradece nuestros cuerpos inertes? Los humanos, sí, son cangrejos adinerados. Pocos son ostras, y menos son quienes saben lo que tienen dentro. 

Nada tiene sentido. Me gusta. Sonrío. No te calles. Habla, pero no grites. Ya tenemos demasiadas grietas. A veces sales de mi cabeza por la boca. Hago daño, para. 

Me acecha.

Permanece en mi pecho. Y dado el momento, aprieta mis huesos, quema mi garganta, enrojece mis ojos y sangra mis labios. Vete, no te quiero aquí. ¿Cómo echarte sin hacer daño a nadie?

Necesito algo. ¿Si algo tuviera nombre se acabaría nuestra ignorancia? El nada esconde algo. ¿Qué algo? ¿Quién? ¿Alguien? ¿Esto existe? Indefinición.  ¿Por qué entonces tanta necesidad de etiquetarse? Si después existe en nuestras bocas el alguien, el nada y el no . Acompañados del puede, del después, del ahora. De lo deficientes que son el hola y el adiós. Que poco valoramos las palabras. Ni las letras ni los trazos con tinta de la libreta. ¿Algún día alguien le dará valor? Ay, recuerda, alguien no existe.

Relatos de un gusano amarilloWhere stories live. Discover now