CAPÍTULO OCHO

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8 de Septiembre del 2023



Una vez en el departamento, me di cuenta de que era casi la medianoche y honestamente me sentía como una mierda.

Alex había dejado de preguntar si iba a volver a comer, sin embargo, cada noche me dejaba la comida servida en un plato, como si de todas maneras hubiera cocinado para ambos.

Los días últimamente se habían vuelto casi borrosos, me aseguraba de llenarme de tanto trabajo que casi no tenía tiempo para otra cosa y una vez que volvía a casa, por lo general, Alex estaba durmiendo.

Mi actitud era de un cobarde, sabía eso, pero es que no encontraba una forma de acercarme a ella, sentía que no había nada que nos una, como si lo de nosotros no hubiera existido...

Niego con la cabeza, mientras tomo el plato que Alex dejo para mi en la barra, metiéndolo en el microondas y observando como los segundos pasan hasta que la comida se caliente.

Me apoye en el lateral de la barra, con los brazos cruzados sobre mi pecho, sintiendo un cansancio mental y físico que no creía haber tenido nunca. Los pensamientos últimamente solo me generaban un dolor de cabeza que simplemente por momentos se volvía insoportable.

Alex solía darse cuenta de ellos incluso cuando siquiera me percataba de que me estaba observando, supongo que dejo de importarle cuando una tarde le respondí con un poco más de brusquedad de la que quería, pero es solo que por momentos sentía que me molestaba que conociera absolutamente todo de mi y yo no saber nada de ella.

No se quien es.

No se donde está su familia.

Sus amigos.

No se de donde viene.

Siquiera se cuando es su puto cumpleaños, por todos los cielos y por más que intente varias veces preguntarle, siempre encontró la manera perfecta de desviar el tema, ¿como demonios pretende que confíe en ella? ¿Cuándo siquiera me daba un solo motivo para hacerlo? Y lo peor de todo es que no podía evitar preguntarme el porqué de aquello, porque pareciera que no puede confiar en mi, como si yo no fuera aquel mismo hombre del que supuestamente estaba enamorada.

«Por que no lo eres» murmura mi conciencia.

«No porque no lo quiera» pienso «sino porque no recuerdo como»

Cuando quiero darme cuenta, apenas si he tocado la comida y estaba tan perdido en mis pensamientos, que siquiera me di cuenta de que por el pasillo se escuchaba una suave melodía.

Me puse de pie, sorprendido de que Alex siguiera despierta. Seguí la luz encendida que da al cuarto en el que creo que está durmiendo, porque imagino que no es en la habitación, sino en el lugar donde pinta.

Aquel que estaba lleno de cuadros con mi rostro.

Niego con la cabeza cuando termino por estar parado fuera de su puerta. Me deleito en si tocar o no, preguntándome si en realidad quiere estar sola, preguntándome si todas estas noches que llegue tarde, ella en realidad estaba aquí, pintando, tal vez esperando que yo entrara, que le preguntara que tal su día.

Respiro hondo, diciéndome para mis adentros que tal vez no sea tarde, que tal vez no está todo perdido, eso que solíamos tener..., tal vez todavía quede algo.

Toco la puerta tres veces, murmurando su nombre por lo bajo, pero no tengo respuesta, repito aquello y cuando vuelve a responderme solo la música, abro lentamente la puerta.

El día que dijimos adiósWhere stories live. Discover now