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Eres Mía
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Llegaron a la habitación de la pelirrosa, la cual se encontraba ordenado y limpio, pues Sakura había sido el tipo de persona que le gustaba mantener sus cosas en orden.

Shido no paraba de mirarlos de reojo, estaba preocupado por el estado de su compañera.

Cosa que molestaba a Sasuke, pues gracias a el aroma que pudo oler cuando fue a buscar a Sakura, se dio cuenta de que ese imbécil sentía atracción por la pelirrosa.

El azabache acostó a Sakura en la cama de una forma delicada y suave, con la atenta mirada de todos los presentes, dejándolos sorprendidos por la forma en como la bestia negra, trataba a la pelirrosa, era como si ella fuera algo valioso para él.

- largo- ordenó Sasuke, sin dejar de ver a la pelirrosa.

Pero ninguno se movió, recibiendo una mirada matadora por parte del azabache, que hizo temblar a más de uno.

- so-solo no la lastimes- pidió nervioso el compañero de Sakura, quien se encontraba preocupado por ella.

- no lo haré, ahora largo- contesto con algo de rudeza ya cansado de la situación.

Sabía que se había ganado el apodo de la bestia negra, por sus peleas, pero jamás le tocaría un mechón de cabello a Sakura, él mismo se mataría se llegase a lastimarla.

Luego de que todos se fueran. Sasuke simplemente se sentó al borde la cama a una distancia prudente, para no invadir el espacio de la pelirrosa, el cual todavía se encontraba inconciente.

Recorrió la habitación con la mirada, notando que era algo pequeño, sencillo para que solamente una persona pueda vivir, había otra puerta al lado de un estante de libros, de seguro debía de ser el baño, el olor a sangre se adueñó de sus fosas nasales, haciendo que el azabache mirase a la pelirrosa.

Quien todavía se encontraba inconciente.

Empezó a olfatear el aire y se dejó guiar hasta llegar a la herida, que tenía Sakura en la frente.

No la había visto antes, gracias a que unos mechones rosados la habían cubierto, eso y que también estaba concentrado en mantenerla a salvo, tanto que no se había dado cuenta de que Sakura se encontraba herida.

- maldito Sasori-gruñó en vos baja, al darse cuenta de la herida, no era profunda y por fuerte el sagrado se había detenido- lo siento.

Murmuró, desde un principio había sentido que algo no andaba bien, había sentido una opresión en el pecho, sentía miedo, preocupación y ansiedad. Cuando el compañero de trabajo de Sakura llegó a liberarlo, sus sentidos lo llevaron hacia Sasori.

El miserable había destruido todo y casi estaba apunto de matar a Sakura.

Por suerte había llegado a tiempo, aunque solo se arrepentía por no haberlo matado, pero no lo hizo porque Sakura estaba presente y no quería que viera esa parte agresiva de él.

Sasuke empezó a lamer la herida de la pelirrosa, sanando la herida, se terminó acostando aún lado de ella, y sin poder evitarlo la abrazo, la abrazo de una forma delicada y protectora, aspiro el aroma de cereza que desprendía de ella, calmando todos sus sentidos, los cuales se encontraban alerta.

Experimento 009 (Sasusaku) Where stories live. Discover now