Leon

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Casi agradecí poder quedarme a solas con Derek cuando Lyss y Ariel desaparecieron por la escalera de caracol. No era la mejor atmósfera para tratar el asunto que teníamos entre manos. Después de todo ellos habían sido los primeros en negarse a que Derek estuviera allí, y aunque ahora contara con el apoyo de Ariel a regañadientes; Lyss seguía claramente disgustada por el tema. Más aun: para mi estaba claro que Derek le gustaba tan poco como a mi me gustaba Dragan. Casi sentí lástima por ella. Y no la culpaba, Derek estaba demostrando ser un hueso duro de roer. Maleducado, malhablado y pasota. Una combinación terrible para alguien que iba a iniciarse en el intrincado mundo del BDSM. Me pasé las manos por la cara con gesto cansado, pensando en demasiadas cosas a la vez. "Esto va a ser más difícil de lo que creía", fue el comentario que, básicamente, resumía mi situación en aquellos momentos.

―Joder con la cuñada...―. Derek alzó las cejas y dejó ir un silbido, intentando hacerse el gracioso.

―Es una mujer con carácter―. Alegué con voz calmada―. Por eso es la jefa del local cuando Val no está.

―Las malfolladas suelen ser jefas muy hijas de puta.

―¿Podrías dejar de soltar tacos gratuitos al hablar?―. Él se rió de nuevo. Vi venir la respuesta de lejos.

―Creo que no...―. Había algo en su sonrisa que se me antojaba extraño y chirriante. Tuve la impresión de que no se había reído de forma sincera ni una sola vez en su vida.

Me puse en pie bajo su atenta mirada gris y me cambié de asiento, pasando a sentarme a su lado, en el borde del sofá que había a su izquierda. Al acercarme a él pude contemplar más de cerca sus facciones. Tenía la ceja derecha partida por una fina y alargada cicatriz que le alcanzaba hasta la mejilla, un piercing en la ceja izquierda y unas ojeras de un tono entre amoratado y verdoso. Al sentirse observado, Derek me dirigió una mirada impertinente acompañada de un seco:

―¿Qué?―. Esbocé una media sonrisa.

―Vamos a hacer una cosa―le propuse, echándome hacia delante y señalando las copias impresas que había sobre la mesa―. Vamos a leer el contrato juntos, paso a paso. Así podré resolver todas las dudas que te surjan antes de firmar―. Se me quedó mirando sin decir nada, como evaluando si había alguna trampa oculta tras mis palabras―. ¿Te parece bien?

―Si insistes...―se encogió de hombros. Había perdido la cuenta de la cantidad de veces que lo había hecho en los últimos diez minutos―. ¿Cuál quieres?―. Señaló primero los inmaculados papeles que nos había traído Lyss y luego la pelota arrugada que había dejado él sobre la mesa.

―Me lo sé de memoria―respondí, de manera que el chico optó por la copia nueva.

―¿Cuántos años llevas en esto?―me preguntó, volviendo a repantigarse sobre el sillón.

―Veinte―. "La mitad de mi vida", concluí. No sé por qué, pensar eso me hizo sentir repentinamente viejo. Derek me miró con asombro y volvió a silbar―. ¿Por qué me lo preguntas?

―Val me dijo que tú serías mi... Eh. Tutor.

―Val te dijo que yo sería tu Amo―corregí, manteniendo mi media sonrisa―. Puedes decirlo tranquilamente, Derek. De hecho, cuanto antes te acostumbres a la terminología mejor―. El chico hizo una mueca extraña―. ¿Empezamos?

Revisamos la primera página sin hacer demasiado hincapié, ya que se centraba sobre todo en los datos personales de cada uno. Todos los datos estaban correctos, sin duda Val había hecho bien sus deberes. No me hubiera esperado otra cosa, la verdad. No obstante, Derek terminó haciendo un comentario al respecto, justo antes de que cambiáramos de página:

In Chains: Encadenados (RESUBIDO)Where stories live. Discover now