20. Montaña rusa de emociones

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Eliza

Me acerqué a Aida en cuanto la ambulancia se fue.

—Si mi mejor amiga no vuelve a la cancha —la tome del cuello de su camisa—, me asegurare de que tú tampoco

—Estás agotando mi paciencia Jones —me tomo de las manos alejándome—, es mejor que te vayas hacerle compañía a Matthews

—Sacar a Emilia del camino no te servirá de nada —se dio la vuelta para alejarse—, ella siempre ha sido mejor que tú, por eso Cooper se enrollo con ella y no contigo

Aquello la hizo darse la vuelta, sus ojos grises ya no estaban tranquilos, se habían vuelto más oscuros, apretó sus puños acercándose a mi.

—Cierra la maldita boca —me tomó de la camisa—, no me conoces Eliza, creí que lo hacías, pero veo que me equivoque, jamás he mezclado mi vida personal en la cancha, así que haznos un favor a todas —me soltó empujándome—, lárgate con Emilia antes de que te parta la cara

—No, no te conozco, solo sé del odio que le tienes a Emilia porque ella siempre ha sido mejor que tú

La vi acercarse a mí, dispuesta a que le rompiera más la cara, la esperaba, pero no contaba con que Stella se metería en el camino.

—Dejen de discutir —me miro mal—, Emilia va camino al hospital, tenemos que ir con ella ¿puedes dejar el puto odio de lado?

—Hazte a un lado secretaría —la empujo

Uy, valiste.

Sentí las uñas de mis dedos clavarse en las palmas de mis manos al cerrar mis puños, tomé a Aida de la camisa y le clavé un puñetazo.

—Es la última vez que la tocas —Aida término en el piso, las voces de las chicas se escuchaban al fondo, pero le di otro puñetazo— la próxima vez que la menciones o te acerques a ella, te dejó peor —sentí a alguien sostenerme alejándome de Aida—, esto no se queda así

Vi a Waster levantar a Aida junto con el equipo, no escuche que dijeron, mi mirada estaba en aquel gris, uno de sus ojos estaba morado mientras la nariz le sangraba.

—Vamonos Eliza

Me aparte de las chicas y me encaminé hacía mi maleta, no necesitaba que me controlaran.

Stella llamó a dos de sus choferes ya que no me dejó conducir porque según ella no estaba en condiciones, pero fue desesperante esperar a que llegaran, una vez que lo hicieron ella le ordenó a uno de ellos que se llevaran el coche de Emilia.

El enojo se me había pasado hace un rato, así que durante todo el camino mis nervios estaban al tope, sentía el corazón en la garganta, ni siquiera le presté atención a Stella cuando me tomó la mano, en mi mente solo estaba mi mejor amiga. Stella me dijo que era mejor que le avisara a sus padres, me negué un par de veces porque no sabía cómo decirle a los señores Matthews que su hija iba de camino al hospital, cuando me animé hacerlo la señora Matthews me dijo que iban en camino, Christine les había avisado de lo sucedido.

En cuanto llegamos al hospital solo vimos a Christine en la sala de espera.

—¿Dónde está?

—Se la llevaron hacerle observaciones

—¿Hace cuando cuento fue eso?

—Hace cinco minutos

—Mierda

—¿Le hablaste a Elia? —asintió ante la pregunta de Stella

—En el camino le informé, ella fue la que la recibió, me dijo que volvería pronto

Una última partidaWhere stories live. Discover now