Capítulo 12

6.6K 373 7
                                    


Comenzamos las clases, mi último año en la preparatoria. Mismas personas, mismos idiotas, mismas rubias.

Odiaba el colegio con todas mis fuerzas y ahora más porque me robaba tiempo de estar con Noah. La primera semana habíamos salido a las 10 de la mañana para regular los horarios que serían fijos. Para la segunda ya teníamos que quedarnos hasta tarde, algunas veces de siete de la mañana a una de la tarde, otra hasta las cuatro y otras hasta las cinco. Mi instituto es totalmente incomprensible, solo entenderías las reglas una vez que vivas dentro.

Con Tarah nos habíamos sentado en la última fila del salón, ese era nuestro lugar designado por nosotras para el resto del año. Cada uno de mis compañeros tenía sus sillas y lugares, incluyéndome. Ya me había encargado de decorar mi lugar con pegatinas y esas cosas, además de que me nombraron presidenta del curso.

¡Más obligaciones!

Se preguntarán entonces para qué acepté. Es que no hay cabeza normal para dirigir un imperio revoltoso como lo es este pueblo de 20 personas.

A Noah lo veía todas las mañanas antes de ir al colegio, ya que Liv, su pequeña hermana iba al instituto conmigo. Mi mamá o mi papá, cualquiera que me llevara, me bajaba en la casa Galler y me encargaba de llevar a Olivia al sector de infantes en la escuela. Y por consiguiente, conseguía un beso para todo el día que restaba de mi novio.

Y por supuesto, sé que se siente abandonado por mí aunque lo niegue y eso hace que en las pocas horas que paso con él, y días también, se sienta algo diferente entre nosotros. No es el amor que tenemos que se esté apagando, al contrario, crece pero hay otra cosa que está allí.

Y ese algo que nos estaba distanciando, se encargó de hacerlo un domingo por la noche.

-¿Te puedo contar algo? –había preguntado Noah a través del teléfono.

-Claro, sabes que puedes decirme todo siempre.

-Sí. Lo sé. Pero esto es algo diferente.

-Últimamente has estado diferente.

-¿Tu en verdad me quieres? –preguntó bajito.

¿Estaba hablando jodidamente en serio?

-¿Es en serio tu pregunta?

-Algunas veces siento como que mi madre me ha comprado una novia.

Que me diga eso me había dolido en ese mismo instante.

-¿Qué? Noah, ¿por qué piensas eso? ¿Es que no te es suficiente todo lo que hago por ti? Te lo he demostrado de miles de maneras que en verdad te quiero. Entiendo que nos conocimos por un trabajo que me dio tu mamá, pero había renunciado porque me gustaste de alguna manera y eso fue para estar contigo de una forma más que amigos...

-Lo sé, Gianna. Es solo que...

-No. No lo sabes por eso piensas lo que dijiste. ¿Qué más tengo que hacer para que te quepa en la cabeza que te quiero más que cualquier cosa? Te he acompañado, Noah. Te he pedido a que salieras conmigo en forma de paseo, he renunciado a salidas para estar contigo. Dime que más tengo que hacer y lo haré. Porque con lo que acabas de decirme es obvio que aún no lo crees y que puede que no haya confianza entre nosotros.

Más que dolida me encontraba enfadada por su confesión y más porque no me respondió. La línea del teléfono se había quedado en silencio sin ninguno de los dos hablando, mis ojos empezaron a picar y mi pecho dolía por respirar pesadamente. Retiré el celular de mi oreja, estaba por ser media noche y eso me daba una excusa perfecta para colgar. Volví a poner el teléfono en mi oreja.

Te adoroWhere stories live. Discover now