Capítulo 19

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Mientras iba despertando, sentía a alguien acariciar mi cabello desde la raíz hasta la punta y de nuevo. No me moví porque me gustaba aquella caricia y después de abrir los ojos, ignorando el martilleo en mi cabeza, noté donde me encontraba y pequeños recuerdos de la noche pasada me invadieron haciéndome ahogar una risa.

Me moví un poco, para tener vista del amor de mi vida, quien paró de acariciar mi cabello y sonreía con las cejas levantadas y ojos verdes dilatados. Sonreí aún más.

-No debíamos de haber dormido en la misma cama. –dije recordando a mi padre decir que para eso se puso 3 camas en aquella habitación. Noah rió bajo.

-Nadie recordará eso. Tu padre estaba más que borracho anoche. –susurró. Me moví quedando sobre su pecho abrazándolo y él me rodeaba con un brazo.

-¿Por qué no me dijiste de tus dotes de bailarín? –pregunté con una sonrisa. Él también rió.

-Bueno... es un pequeño secreto. –respondió.

-Aparte de nerd, bailarín. ¿Qué otras cosas hace mi novio que yo no he descubierto? –pregunté. Él rió. Todo a susurros, claro.

-Bueno, tampoco sabía que a mi novia le gustaba pasarse de copas. –contraatacó.

Me moví de nuevo y me puse a su lado en la almohada, ya empezaba a tener un poco de calor y me destapé de la fina sabana que nos cubría. Revisé mi teléfono y marcaban las nueve y cuatro minutos, miré a mi alrededor y Tomás seguía durmiendo en la otra cama frente a la nuestra.

Me sobresalté cuando Noah se movió más abajo en la cama.

-¿Puedo recostarme en ti? –preguntó.

-Claro que sí. Siempre lo haces... -respondí mientras ya se acomodaba en mi estómago. – Me abrazas justo ahí. –continué.

-Es que es mi lugar favorito en todo el mundo.

-¿Solo ese? –pregunté bromeando.

-La verdad tú eres mi lugar favorito en todo el mundo. –se corrigió.

-¿Pueden callarse par de tortolos? –la voz soñolienta de mi hermano nos interrumpió.

-Sí, sí. –le respondió Noah burlón, me tocaba acariciar su corto cabello.

No recordaba en qué momento nos habíamos quedado nuevamente dormidos, ya que despertamos al medio día porque mi madre avisó que saldríamos  a almorzar de nuevo con algunos tíos.

Esta vez fue con los padres de José y la pasamos bien, porque tía Estela hablaba con Noah sobre cosas que solo ellos entendían ya que mi tía estudió Terapia Ocupacional y resultaba que había ayudado a muchos niños invidentes en su primera etapa de aprendizaje, y mi novio me había contado una vez que todo terminara que no le incomodaba hablar con personas que sabían sobre el tema.

El resto del fin de semana habíamos recorridos parques con lagunas, tuvimos días de picnic con mis demás parientes y hasta habíamos ido a una discoteca el sábado por la noche.

Los días que pasé con Noah, donde conoció a toda mi familia, me había dado cuenta que lo amo aún más y estaba más que segura que estaría dispuesta a pasar el resto de mi vida con él, y conste que solo tengo diecisiete años pero soy lo suficientemente consiente de lo que digo y hago.

Pero toda felicidad no dura mucho, siempre hay algo que caga toda la alegría que habías realizado en un momento y esta vez se trataba de mis propios padres.

Estaba a mediados de junio, rindiendo exámenes de la primera etapa y apenas y pasaba tiempo con Noah, pero como mañana tenía día libre iba ir hoy a estudiar con él historia para pasado mañana que iba a ser el examen de aquella materia.

Te adoroWhere stories live. Discover now