Capítulo uno: Día feliz.

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CAPITULO UNO:

3 de enero.

Querido diario:

Estoy agotada. Entre las fiestas y el casamiento de mi padre no doy abasto. Todo pasó tan rápido. No puedo creer que ya pasaron cuatro años desde la separación de mis padres, y dos meses y medio desde que mi padre se casó. Con una bruja. No lo quiere, solo quiere su dinero, que abunda en él. Bueno, no es tan así, sí lo quiere. También su dinero. Pero él no se da cuenta. Mientras sea feliz y no lo lastime. Pero aquí está el problema, ella no me quiere. No puede hacer nada, pero me detesta. No quiero ni pensar que pasaré dos meses con ella. Arruinará mis vacaciones. Por lo menos me llevo bien con sus hijos. El pequeño Sullivan, de ocho años y Tyler, de 17 años. Es un par de meses más grande que yo, casi un año. Me hacen reír, lo que hará el viaje más soportable. Pero cada vez que recuerdo que debo pasar TODO el verano con Samanta, mi madrastra, me deprime. Creo que sería mejor si mi padre me hubiese dicho que me tire de un puente. Final feliz para las dos. Pero no. Tuvo la brillante idea de ir de vacaciones con ella a la playa. Lo peor de todo es que es el mismo lugar al que iba con mi madre y mi padre, cuando estaban juntos. Solo los tres, desde que tengo memoria hasta dos años antes de que se separaran. Hace ya seis años que no regreso, así que me pregunto como estará el lugar, espero que sea como lo recuerdo, porque pase épocas muy felices allí. Pero creo que esa sensación es porque cuando mis padres estaban juntos todo era mejor. Desde que se separaron no fue lo mismo. Supongo que es para mejor. Si no eran felices juntos no los puedo obligar a nada. Aparte mamá está saliendo con Steven, y sé que ella es feliz junto a él. Steven es agradable, es bueno con mi madre y sé que de verdad la quiere. Ya hace tres años que están juntos, no se casaron pero él vive con nosotras. No me molesta porque casi nunca está en casa. Si yo estoy la mayoría de las veces él está trabajando o de viaje (por el trabajo), y cuando el esta yo estoy con mi querida mejor amiga madrastra bruja zorra Samanta. Bueno, si quiero que estas vacaciones sean soportables debo empezar a quererla un poco, por lo menos eso es lo que dice mi mamá. Igual, no me voy a preocupar por ella este verano. Voy a llevarme toneladas de libros, música y unos buenos auriculares. Aparte faltan tres semanas para mi cumpleaños, así que por lo menos un día ella tendrá que ser agradable.

-Hija, ven a ayudarme.- me gritó Julie, mi madre, desde abajo.

-Ya voy mamá.- Contesté, cerrando mi diario.

Baje las escaleras corriendo, y con la mala suerte que siempre me acompaña, me resbale con la alfombra de la escalera, provocándome un mini infarto y que como una desesperada me agarrara de la baranda. Pero mi mala suerte no termino ahí, no claro que no. Ya confiada, como una canchera, baje la escalera rápido, y como siempre, me enrede con mis propios pies y me fui de cara al piso. Por suerte ya estaba casi en el último escalón, así que logre parar el golpe con mis manos. Saque mis manos y quede boca abajo.

-Oh, sagrado piso, nunca me dejes- dije, besando el suelo.

***

**

*

-¿Qué necesitas?- Le pregunté, en la cocina.

-¿Qué fue ese ruido? ¿Qué estabas haciendo?

-Nada, me tropecé y casi me caigo por las escaleras.

-¿Otra vez?- sí, eso me sucedía muy a menudo- Te dije que tengas más cuidado, algún día vas a romper algo.

Espero que no mis huesos

-Bueno, ya sabes que la coordinación no es lo mío.- Tomé una manzana y le di un mordisco- Ahora me vas a decir por qué estabas gritando como una loca o tengo que seguir escuchando tus quejas sobre qué voy a romper alguna vasija preciada tuya, a las que noto, que les tenés más amor a ellas que a mí.

Amor de verano.Where stories live. Discover now