Capítulo diez: Heridas y desastres.

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CAPITULO DIEZ:

Mientras Jackson entraba en la casa, fui a buscar a Phillips, que había corrido muy lejos y ahora estaba pastando por ahí. Por suerte no estaba muy lejos, y luego de unos minutos estaba en el granero atado.

-¿Jackson?- grité una vez que había entrado a la casa.

-Estoy en el baño- respondió él y su voz sonó lejana.

Cuando llegué, Jackson estaba agachado sobre el lavabo poniéndose agua en la herida de la frente.

-No, ven aquí- le dije mientras lo sentaba sobre la tapa del inodoro.

-¿tienes una caja de primeros auxilios?- pregunté mientras echaba su cabeza hacia atrás.

-En la gaveta, debajo del lava manos.

Agarré la caja y de adentro saque un poco de algodón. Comencé a limpiar su herida con pequeños golpecitos, y terminé limpiándole casi toda la cara, ya que el agua se había mezclado con la sangre y le chorreaba por las mejillas y frente. Cuando toqué la herida Jackson hizo una mueca de dolor.

-Lo siento- murmuré y agarré un poco de desinfectante.

Le pasé el algodón con líquido por la herida y Jackson gruñó.

-¿Qué eres, un animal?- comenté graciosa a causa de su acción.

-Podrías ser un poco más delicada, estas limpiando una herida no barriendo un establo- murmuró con enfado.

-Cállate que no debería estar haciendo esto.

Terminé de limpiar su herida y le puse una gasa con cinta sobre la herida en el medio de la frente.

-Muy bonito- dije y Jackson me miró con mala cara.

-Ya cállate- refunfuñó.

Se levantó de la silla y medio gruñó quejosamente. Posó su mano en la espalda a la altura de las costillas y tanteó, lo que provocó que haga una mueca de dolor. Guardé las cosas en su lugar y seguí a Jackson hacia la sala de estar, mientras él seguía quejándose y tocaba el área dolida.

-¿Qué te pasa?- comenté acercándome a él- A ver, déjame ver.

Se levantó la remera solo en la espalda y todos sus músculos se marcaron a causa del movimiento. No pude evitar mirar su musculosa espalda, con los lumbares muy marcados. Me pregunto qué pasará si toco su espalda… Saqué esos pensamientos pervertidos de mi mente y observé el área que le dolía. Pude notar que se estaba por formar un hematoma, y con cuidado toqué la zona. Su piel ardía en contacto con mis frías manos, por lo que él se estremeció.

-Déjame ver algo- dije mientras posaba la palma en el área golpeada-. Tose.

Jackson hizo lo que le pedí y no puso ninguna mueca de dolor. Bien, no tenía ninguna costilla fracturada o rota.

-Bueno no tienes nada- dije mientras le bajaba la remera-, solo te golpeaste un poco, eso es todo. No hay nada roto por suerte.

Yo sabía todas estas cosas porque mi mamá estudió primeros auxilios, y siempre insistió en que yo de un curso, pero como nunca quise ella me enseñó. Supongo que de algo sirvió.

Miré la hora y me asombré. Ya eran las siete de la tarde y debía estar en casa.

-Jackson, debo irme- dije y me sobresalté al notar que me estaba observando-. No hagas eso, es raro.

El frunció el ceño pero luego hizo una mueca de dolor. Reí levemente y negué con la cabeza.

-Está bien, yo te llevo- contestó mientras agarraba las llaves de la camioneta.

Amor de verano.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz