Capítulo cuatro: De vuelta en casa.

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CAPITULO CUATRO:

Entré a la casa y muchos recuerdos vinieron a mi mente. Mi madre cocinando mientras yo la ayudaba. Mi padre y yo jugando a las cartas. Mi padre escondiéndose mientras yo lo buscaba. Mi madre leyéndome un libro. Mi padre enseñándome a jugar al póker y al truco. La casa estaba igual. Es como si en estos seis años no hubiera pasado nada.

-Es… pintoresca- dijo Samanta. Pero yo no tenía ganas de discutirle, lo único que hice fue tomas mis maletas y dirigirme al cuarto que estaba en la planta superior. El pasillo igual. El cuarto que solían compartir mis padres, igual. El baño igual. Mi cuarto igual. Seguía con las paredes de madera, la cama normal, con arriba unos estantes y a un lado una mesita de luz, frente a un ropero, y la otra cama, cucheta, con una mesita al lado y un armario un poco más grande al frente. Coloqué mis maletas arriba de la cama, ya que esa es la siempre había ocupado y la que siempre ocuparía. Mi padre, Tyler y Sullivan entraron al cuarto.

-Van a dormir lo tres acá, solo hay dos cuartos y este tiene tres camas. Ese es su ropero chicos- señalo el más grande-, y el otro el tuyo Em. Acomoden sus cosas y luego si quieren vayan a darse un baño.

Dicho eso se retiró. Tyler y Sullivan empezaron a correr hacia la cucheta.

-¡YO QUIERO LA DE ARRIBA!- exclamó Sully, mientras se subía.

-Tu pequeña rata…- dijo Tyler, con tono amenazador.

Sully le saco la lengua y se dispuso a sacar las cosas de su mochila. Yo lo imité, y coloque mi libro arriba de la mesita de luz, junto con mi celular. Ya vaciaría las maletas mañana. Tomé una toalla limpia, ropa interior y mi pijama. Salí al pasillo y me encerré en el baño. Paz y soledad. Por los menos no tendría que compartir baño con Samanta y mi padre, ya que la habitación grande tenía uno. Cerré la puerta con pestillo y abrí la ducha. Esta ducha era mágica, el agua caía en cascada, y era tan grande que el agua te cubría entero, lo que lo hacía muy relajante. Me despojé de mi ropa y me metí en la ducha. En menos de 20 minutos ya estaba en mi cuarto, en pijama, a punto de meterme en la cama, cuando alguien toca la puerta.

-Adelante-dije, y me senté en la cama, pero no me tape.

-Hola cariño- dijo mi padre, y se sentó al lado mío-. ¿Ya te adaptaste? Wow, que rápido, Samanta todavía esta intentando prender la ducha.

-Papá, esto es como mi casa, pase mi infancia aquí, conozco este lugar como la palma de mi mano.

-Me alegro que te guste- dijo, con una sonrisa en el rostro.

-Te soy sincera- comente, mientras me abrazaba las piernas-, no estaba muy convencida de este viaje. Pero ahora que estoy acá, me doy cuenta de lo mucho que he extrañado este lugar. Y me alegro de haber vuelto.

-Yo también me alegro de haber vuelto, extrañaba esto- respondió mi padre-. Bueno, me voy a dormir, mañana va a ser un día muy largo, voy a mostrarles el lugar a los chicos y Samanta. Hasta mañana, duerme bien- dijo y me beso la cabeza.

-Hasta mañana pa- se fue y cerró la puerta tras sí.

Me acosté y no tarde mucho en dormirme, pensando que capaz estas vacaciones no serían tan malas.

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Desperté por el ruido de pájaros cantando. Al principio no CAPITULO CUATRO:

Entré a la casa y muchos recuerdos vinieron a mi mente. Mi madre cocinando mientras yo la ayudaba. Mi padre y yo jugando a las cartas. Mi padre escondiéndose mientras yo lo buscaba. Mi madre leyéndome un libro. Mi padre enseñándome a jugar al póker y al truco. La casa estaba igual. Es como si en estos seis años no hubiera pasado nada.

Amor de verano.Where stories live. Discover now