Capítulo XXII: Los aparecidos

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Stiles giró en la esquina al escuchar el grito de Lydia, sabía que Scott corría detrás de él, los sonidos de ambos corriendo era lo único que irrumpía el tétrico silencio que asolaba las instalaciones de Eichen House.

—¡Stiles, detente! —Apenas escuchó a Scott, todo su ser concentrado en encontrar a Lydia. Abrió una de las puertas, deteniéndose al ver una figura de espaldas.

—¿Lydia? —Su cabello estaba enmarañado, su piel más blanca de lo normal, y en vez de la ropa con la que la había visto, llevaba un vestido que descendía hasta el suelo. Se acercó, preocupado de que algo le hubiera sucedido, de que no hubiera llegado a tiempo—, Lydia, soy yo, Stiles.

Scott apareció a su lado, ambos intercambiaron una mirada de preocupación, y Stiles dio otro paso, estirando su brazo hasta tocar el frio hombro de la chica.

—Hey, te dije que te encontraría... —La figura se giró, y unos gélidos ojos oscuros lo miraron.

—Ustedes no pertenecen a aquí —Stiles retrocedió, antes de sentir algo invisible apretar su cuello, expulsando el aire de golpe.

—¡Stiles! —Scott se acercó, pero fue lanzado a metros de distancia, golpeándose contra la pared cuando la chica alzó su mano. La puerta se cerró de golpe con otro movimiento.

—Ustedes no pertenecen a aquí —La chica lanzó a Stiles lejos, este gruñó cuando su espalda golpeó la pared. Su mirada saltó a Scott, quien parecía tan confundido como él.

—¿Quién eres? —Scott preguntó, luchando por pararse.

La chica se giró, mirándolo, haciendo que Scott se estremeciera. Era tan familiar y ajena al mismo tiempo, y no podía entender por qué eso sucedía.

—Tú crees que puedes salvarlos a todos, ¿no es así, Scott McCall? ¡PERO NO PUEDES! No puedes salvar a tus amigos, no de lo que viene. Ustedes no pertenecen aquí.

—Vinimos a por Lydia, no nos iremos sin ella —Stiles habló firmemente, mientras se levantaba.

La chica lo miró.

—Entonces morirán —Su mano se alzó, como si una fuerza invisible lo estuviera moviendo, Stiles cayó de rodilla, comenzando a escupir agua.

—¡Stiles! —Scott intentó correr hacia él, pero la chica alzó su otra mano, haciendo que cayera de rodillas, luchó contra el impulso de vomitar, pero no pudo evitarlo.

—Ustedes no pertenecen a aquí —La chica repitió, mientras sus cabellos se alzaban en el aire.

***

Lydia siguió al chico a una pequeña habitación que tenía varios juguetes en el suelo, miró alrededor, extrañada, sintiendo la familiaridad del lugar al instante.

—¿Dónde estamos? —preguntó.

El niño caminó hasta tomar un muñeco hecho de trapo con distintos colores.

—Esta es mi habitación, Meredith me deja jugar aquí todo el tiempo —Sonrió, mirándola.

—¿Meredith? —Ella frunció el ceño.

Vio como el niño se movía hasta ella, y le tendía el muñeco, confundida aún, tomó el mismo y lo giró.

—Solía tener uno de estos cuando era niña —sonrió—, solía jugar con él todo el tiempo, hasta que Jasón le arrancó un ojo...

Teme | Teen Wolf #6|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora