Capítulo XXXIX: La tercera historia

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Lydia se dio cuenta de lo que verdaderamente era el caos al salir de Eichen House. Siempre se había imaginado que cuando hablaban de locura, ese era el lugar. Pero estaba equivocada, muy equivocada.

Con Stiles aún inconsciente en el coche, se dirigió al hospital de Beacon Hills con solo un pensamiento en mente: salvarlo.

Pero mientras recorría las sinuosas calles, pudo divisar lo que verdaderamente se refería la mujer con que la Bestia engulliría la ciudad en oscuridad. Intentó ignorar los autos prendidos fuego, o los rostros cubiertos con trapos para esconder sus facciones. Pero inclusive sin verlos, lo sentía. Beacon Hills acababa de abrir la cacería de seres sobrenaturales.

Y mucha gente moriría.

Si no hacía algo para detenerlos.

Se detuvo frente al hospital, y sacó a Stiles fuera del coche, cargando con su peso mientras lo arrastraba al interior.

«Toda mi vida he sido Lydia Martin, la Banshee destinada a destruir la oscuridad» piensa, deteniéndose junto a un doctor que se apresura a su lado para ayudarla «Desde corta edad, siempre supe como todo iba a acabar. Y a pesar de que lo había intentado, siempre supo que no se puede escapar de lo que está destinado a ser.»

—¿Qué ha sucedido?

—Accidente de coche —mintió, el médico creyó rápidamente la mentira al verla a ella misma lastimada. Le indicó que enseguida venía una enfermera, pero ella negó—, quiero estar con él.

El médico asintió, quizás porque una parte de él sabía que ella no podía separarse de Stiles, al menos sin decirle adiós. Así que esperó paciente, mientras Stiles era llevado a una habitación, y sus heridas eran atendidas. Esperó, mientras una enfermera acababa revisándola de todas formas, e indicándole que estaba en perfectas condiciones. Esperó aún sabiendo que eso era mentira, porque una parte de ella había muerto en esa habitación de Eichen House, y otra parte estaba esperando morir a continuación.

Y cuando por fin el doctor le dijo que podía entrar, Lydia dejó de esperar.

Ver a Stiles tendido nuevamente en una cama de hospital fue suficiente para que su corazón doliera, recordó las palabras que Scott le había dicho una vez, suficiente tiempo atrás, casi una vida. «No quiero ver a mi amigo de nuevo en un hospital», era irónico, al final, había tenido razón todo ese tiempo. Stiles podría haber tenido una vida más o menos normal de no ser por ella, si hubiera tenido el coraje de dejarlo ir.

Se acercó junto a la cama, tomando su mano como aquel día en el hospital, sintiendo que aquella parte que nunca podría acabar de matar, revoloteaba en su interior.

—Viví gran parte de mi vida en esas cuatro paredes de Eichen House —susurró—. Aislada. Sola. Recluida en la oscuridad. Incluso cuando salí de allí estuve perdida. Siempre creí que nunca necesitaría a nadie, hasta que te vi en ese pasillo y chocaste contra mí.

Lydia se inclinó, besando su frente, para luego apoyar la suya sobre la de él.

—Gracias, Stiles. Por hacerme darme cuenta de que todos necesitamos a alguien, gracias por hacerme creer que todos merecemos ser salvados... inclusive yo.

Una lágrima rompió su mejilla, quebrándose en pedazos.

—Pero debo hacer esto, debo terminar la tercera historia. Siento no haberte contado nunca el final, pero sabía que si lo hacía, no lo entenderías. No todos podemos ser héroes, eso te dije una vez, me hiciste darme cuenta de que estaba equivocada. Déjame ser la heroína de esta historia, déjame salvarlos.

Teme | Teen Wolf #6|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora