Capítulo XXIII: Almas rotas

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Lydia parpadeó, la oscuridad fue dispersándose, alejándose luego de haberla atacado. Miró fijamente el techo de un cuarto que ella reconocía, pero le era ajeno a la vez. Se movió a un lado, luchando por ver más, y el dolor de cabeza hizo que los recuerdos volvieran.

El Nogitsune venía a por ella, un niño la salvó, un niño...

Jasón.

—Jasón —susurró, levantándose de golpe.

—Estas bien —Jasón se acercó a ella, con cautela, como si en cualquier momento ella pudiera salir corriendo. Lydia no estaba segura de que no fuera a hacer eso exactamente, su mente intentó encontrar una respuesta lógica a todo eso.

Había sido inducida a su inconsciente, Cordero y Valack habían intentado matarla básicamente, ella había huido, el Nogitsune la había perseguido y ahora estaba frente a su hermano muerto.

Bienvenidos al país de la locura, había perdido por completo su mente, de eso estaba segura.

—¿Qué haces aquí?

—Nunca te dejé, no del todo —Jasón se acercó, lentamente—, eres mi hermana ¿recuerdas? No dejamos a nadie atrás.

Lydia lo miró, sintió su pecho arder.

—Pero estás muerto, Chris tuvo que matarte, yo lo vi —Ella susurró, más para si que para él.

—Que este muerto no significa que esto no sea real, no significa que no esté allí, aunque no me veas —Jasón hizo una mueca, casi como si fuera una sonrisa.

Lydia notó lo pálido que estaba, lo que tenía sentido dado que estaba muerto. La ropa sin embargo, no encajaba con el chico que había preferido remeras largas y pantalones que se le caían.

—¿Por qué estás vestido así? —Preguntó.

Jasón se miró sus ropas.

—Meredith —Hizo una mueca—, te acostumbras luego de un tiempo, lo harás tu también.

—¿Lo haré? —repitió, sin entender.

Jasón la miró como si fuera tonta.

—Sí, te costará en un comienzo, especialmente decirle adiós a tus amigos, pero luego serás feliz aquí.

—Jasón... —Lydia lo miró con tristeza—, no puedo quedarme aquí, necesito ayudar a mis amigos, a nuestra ciudad.

El niño la miró sin expresión.

—Pero puedes ayudarnos a salir de aquí.

—No puedo ayudarlos —él negó—, ellos se irán, se irán y no hay nada que puedas hacer para detenerlo.

Se acercó aún más, hasta que estaba a solo unos pasos de ella, extendió su mano, tocando su mejilla, y Lydia sintió un escalofrío cuando la fría piel la tocó.

—Ven conmigo, quédate con nosotros, podemos volver a ser una familia de nuevo. Comenzar de cero.

Por un momento, ella quiso decirle que si, decirle que quería quedarse, sin más dolor o tristeza, sin tener que ver a los ojos de su madre cada día, sabiendo que había causado la muerte de su hijo, sin ver a Scott, sabiendo que ella había sido incapaz de salvar a Allison. O ver a Kira sabiendo que por su culpa se convirtió en lo que se convirtió, o a Malia, por haberla encerrado con su madre, sin importarle si vivía o moría.

Teme | Teen Wolf #6|Where stories live. Discover now