Capítulo 20💘

35.1K 5.1K 1.6K
                                    

Esa noche volví a escuchar los disparos en mi cabeza y no tenía nada para apaciguarlos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Esa noche volví a escuchar los disparos en mi cabeza y no tenía nada para apaciguarlos.  Comencé a sudar y mis manos temblaron.  Estuve al borde de la crisis de pánico hasta que el amanecer llegó. 

Así fue como acabé durmiendo todo el camino de regreso a Everlille. Se sentía extraño partir de nuevo.  Creí haber construido  una coraza lo suficientemente fuerte como para no decaer y continuar con mi vida. Pero al parecer cada vez que los recuerdos me asaltaban volvía a ser débil.  Era incapaz de hablar de mi padre sin volver a llorar.

Victor nos dejó afuera del edificio antes de partir de regreso a su propia casa, estaba cansado después de tanto conducir y sus padres lo extrañaban.

Mamá había lavado nuestra ropa mientras estuvimos en el campo, así que tenía un montón de prendas recién planchadas que guardar en el armario y decidí emplear todo el resto de la tarde en aquella labor.  Jane también tenía cosas por hacer, deberes acumulados del fin de semana que nos mantuvieron alejadas hasta la cena.   Una vez que el día llegó a su fin, recurrí al alcohol para poder dormir.

Al menos los acontecimientos sobrenaturales dieron tregua por lo que quedaba de fin de semana, y ningún dios griego llegó a visitarme, hasta la mañana del lunes.

Jane tenía clases a las ocho, mientras que mi jornada comenzaba a las diez.  Los horarios de la universidad suelen ser así, dispares y extraños.  Me levanté solo para hacerle compañía en el desayuno, pese a que no tenía planes de salir sino hasta las nueve, una hora solía ser suficiente para llegar a mi salón, aún viajando en bus.

Despedí a mi hermana en la puerta, y al girar descubrí una cabeza extraña dándome la espalda, sentada en el sofá.  En cuanto el intruso estuvo seguro de que no había ningún otro mortal presente, miró sobre su hombro e hizo un saludo con la mano. 

—Apolo —suspiré al reconocerlo.

El visitante se puso de pie y entendí por qué Eros lo había llamado "exhibicionista" días atrás.  El pervertido dios se encontraba desnudo frente a mis ojos, con apenas un ligero taparrabos cubriendo su zona íntima.  Me habría gustado decir que aparté la vista de inmediato, indignada por su falta de pudor y decencia, la verdad es que aquellos marcados abdominales capturaron mi atención de tal modo que me fue imposible dejar de apreciarlos.  Después de todo, no todos los días se tiene la oportunidad de admirar un cuerpo tan bien esculpido.

—He venido a cobrar tu palabra —dijo Apolo, caminando hacia mí.

—¿Mi palabra? —repetí aturdida.

—Sí, no me digas lo olvidaste.  Los mortales realmente tienen una pésima memoria —señaló.

Hice un esfuerzo por limpiarme la baba y comportarme con dignidad.

—No, no lo he olvidado.  Solo me perturba un poco verte desnudo —dije con honestidad.

—A los veinte años la mayoría de las mujeres de esta era ya han visto un hombre desnudo, no creí que te incomodaría.

Cupido por una vez Where stories live. Discover now