3

73 7 7
                                    


Es increíble la manera en que te puedo extrañar. La manera en que se puede extrañar algo que ha pasado, algo que he tenido, algo que tal vez nunca volverá a ser mío. Ese deseo en mí que añora que algún día lo seas.

En las noches me duermo rogando que alguien te cuide, te proteja y te dé luz en tu camino. En las mañanas me despierto pensando en ti; preguntándome donde estarás y como te ha ido, tomando café y escuchando la lluvia mientras quiero que todos estos deseos de tenerte desaparezcan. Pero la verdad es, que, me gusta. Me fascina verte en mis sueños, me gusta recordarte. A veces cierro los ojos te veo, suspiro y me enamoro.

Yo sé que soy tonto por enamorarme de ti, cuando no me has dado motivos. Más que nada me enamoro del recuerdo bonito que tengo de ti. Pero, ¿qué puedo decir? Así soy en el amor, tonto y terco.

No sé exactamente qué extraño de ti, si son tus ojos color café, tus manos, tus caricias, tus besos, tu cuerpo, tu calidez, tu voz, tu risa o simplemente tu aroma. Tal vez es tu compañía, tus platicas, tu manera de abrazarme, de mirarme, de dormir contigo en las noches. Pero nada de esto realmente fue, no tuvo oportunidad de ser, te has ido.

Me pregunto si tú también piensas en mí, como estoy yo aquí con mi diario y una canción que me recuerda a ti.

Todo me recuerda a ti, la luna, la lluvia, el té, el océano, la música, conciertos, todo me recuerda a ti. Maldición, ojalá fuera tan fácil olvidarte.

A veces la mejor manera de enamorarte de alguien es pensando en ellos todos los días, extrañándolos, deseándoles lo mejor. Un amor puro, que no espera nada a cambio. Mas sin embargo es muy posible que tú no pienses en mí, y sí que me pone muy triste.

Que terca es la vida, siempre teniéndome aquí extrañándote. Y que terco es el amor, que sigue intentando, imaginando un final feliz. Siempre es igual, y nunca es feliz.

Lo más triste es que tampoco me atrevo, no me atrevo a decirte que te quiero, que pienso en ti, que sigo enamorado. Aquí espero, que tu muestres el mismo interés, porque de nada sirve ir por allí persiguiendo algo que no será correspondido, así que me trago todo este dolor. Prefiero tragarme todo, que perder mi orgullo y dignidad.

Que no es la primera vez que me enamoro, y tampoco la primera vez que me sale mal. El amor siempre me sale mal, tengo ese don nato de arruinarlo constantemente todo. Pero esta vez, allí lo dejo, por decisión propia. No quiero intentar. Quiero dejar las cosas ser.

Lo que es, será y lo que no, pues no. Lo dejo en el destino, si algún día vuelves y te acuerdas de mí, por más que no quiera, estaré aquí pensando en ti, mientras tomo una tasita de café y me imagino despertarme y mirar esos ojos cafés y tus labios junto a los míos. Pero esta vez me escojo a mí, mis valores y mi dignidad primero.

Y no quiero que me veas en este estado.
No quiero que veas lo frágil que soy cuando todo lo que quiero es estar estable y siento que todo se desmorona. Todo lo que quiero y deseo parece que se desvanece en un abrir y cerrar de ojos. Siento que todo lo que obtuve con tanta pasión y tiempo se ha ido como la arena se escapa entre mis dedos. 

Unas pocas lágrimas se deslizan por mi rostro, pero siento que tengo ya el corazón hundido y todo lo que llevo dentro está esperando a ese golpe que tanto me asusta.

Me gusta torturarme por las noches viendo tus fotos y escuchando tus mensajes.

Me gusta torturarme pensando en todo lo que quería ser contigo.

Me gusta ver todos los recuerdos que me has dejado y llorar como un niño al saber que probablemente sólo eso me queda de ti.

Me gusta perder la cabeza leyendo lo que te escribía y recordando cómo me llegué a sentir.

Me gusta torturarme sabiendo que ya no volveré a amar así, que ya no volveré a sentir así.

Me gusta destruirme por las noches sabiendo que nadie va a venir a levantarme.

Me gusta quedarme en el piso a ver cómo tus recuerdos me pisotean.

Me gusta, porque me doy cuenta de lo débil que me hace amar.

Amar nos vuelve vulnerables. Y yo que no te creía cuando me dijiste que amar es destruir. Yo no sé si me amaste, pero sin duda; me destruiste.

Lo que nunca te dije -Ryden-Where stories live. Discover now