10

8K 408 2.4K
                                    

- ¿Cómo que en el hospital?

Agoney miraba a sus dos amigas sin entender nada. Había pasado, como casi todos los días, por casa de Raoul para recogerle e ir a clase, pero aquel día, era todo distinto.

- Tranquilo. - Pidió Miriam, acercándose al coche. - Tuvo un accidente anoche. Un gilipollas se saltó el semáforo en rojo y se lo llevó por delante. A nosotras nos llamó Álvaro y nos lo contó para que fuéramos, porque sus padres tardarían algo más.

- ¿Y por qué no me contaron nada? - El moreno se apoyó en la ventanilla, sintiendo su voz quebrarse.

- Porque sabíamos que te ibas a plantar allí.

- ¿Obvio? - Respondió, resignado.

- Agoney, no te hubieran dejado entrar a verle y lo que menos falta hacía era a más gente dando vueltas por ahí. - Explicó Aitana, acariciando su mejilla. - De hecho nosotras nos volvimos en cuanto llegaron sus padres y nos dijeron que estaba estable.

- ¿Solo lo saben ustedes y su familia? - Miriam asintió, tocándose el hombro. - Alfred las va a matar por no saberlo, y Ricky, joder.

Las dos chicas se quedaron en silencio unos segundos hasta que Miriam se atrevió a preguntar.

- ¿Vas a ir ahora?

- Pues claro.

- Vale, nosotras vamos a la hora de comer. a hacerte compañía. - Agoney asintió, arrancando el motor. - Se lo diremos a todos por si se quieren pasar.

- No, esperen. - Dijo el moreno, girando el rostro. - A Alfred se lo explico yo. Sé como es y tengo miedo de cómo reaccione.

- Vale. - Terminó por aceptar la rubia, suspirando. Dejó un beso en la sien del chico y tras despedirse, las dos subieron al piso para terminar de prepararse.

Aunque su instinto le mandaba ir hacia el hospital, su cabeza, que aún intentaba trabajar a esas horas de la mañana, le condujo hasta el lugar en el que tenía que estar.

Le encontró saliendo del piso en dirección al coche de Mimi y tuvo que pitar como un loco a pesar de ganarse sus malas caras y las de otros viandantes.

- ¿Qué haces aquí, Ago? - Preguntó Mimi, cuando hubo bajado la ventanilla del coche. - Y sé rápido, que estoy poniendo la calefacción.

- Alfred, ven conmigo. - Dijo simplemente, mirando al chico que aún no se había montado en ningún coche.

- ¿Para? ¿No llevas a nadie?

Agoney suspiró, pasándose la mano por la cara y fue ahí cuando supo que estaba llorando, porque sus dedos se humedecieron.

- Raoul está en el hospital, anoche tuvo un accidente.

La cara de Alfred se descuadró por completo y Mimi abrió la boca con sorpresa, sin saber a quién mirar.

- ¿C-Cómo?

- Déjame que te lo explique de camino al hospital..., por favor. - El catalán ni siquiera se lo pensó, rodeó el coche de Mimi y terminó montado en el de Agoney. - Mimi, nos vemos luego, ¿vale?

- Claro. - Dijo ella, aún en estado de shock. - Claro, voy a esta primera clase que tengo que entregar un trabajo y después me tenéis allí. - Agoney asintió y aguardó unos segundos a la espera de que Alfred reaccionara. - Alfred, - le llamó la rubia. - por favor, tranquilo.

Tras esas últimas palabras, subió la ventanilla y Agoney comenzó a conducir en dirección al hospital.

- Di algo. - Murmuró entre dientes el canario, harto del silencio que se había instalado en el vehículo.

¿Y si probamos nosotros? | RagoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora