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Aquel día se levantó con muchas más ganas que el anterior. Se encontraba con energía renovada, o lo que podia ser lo mismo, al menos sabía que Agoney no le odiaba. Porque el canario podía ser muy bueno, pero no le pondría un corazón a alguien a quien odiaba, ¿no?

O bien podía ser que como había tratado tan bien a André, el chico se había dado cuenta de que no era tan malo y tenía pensado perdonarle. Si era así, bien sabía el rubio que se convertiría en la sombra del brasileño si hacía falta.

Aunque claro, cabía la posibilidad de que Agoney tan solo intentara ser amable con él para allanar el terreno antes de decirle que le agradecía que fuera tan simpático con su novio.

Negó rápidamente, poniéndose en pie y apartando esos pensamientos. Agoney no sería novio de André después de solo dos semanas, sería ilógico.

Porque sería ilógico, ¿no?

- ¡Raoul! - Llamó Aitana al otro lado de la puerta, aporreando ésta con tanta energía que no parecía para nada que fueran las ocho de la mañana. - ¿Puedes dar señales de vida ya?

El rubio abrió y arqueó una ceja, mirando a la chica que ya estaba perfectamente vestida y maquillada.

- ¿Pero qué haces ya lista?

- Hombre, no sé, ¿quizás porque son casi las nueve y llegamos tarde?

- ¿Las nueve? - Preguntó alterado el catalán, lanzando una rápida mirada a su reloj despertador. - ¿Qué cojones? ¡Pensé que eran las ocho!

- Pues ya te estás vistiendo o tendrás que decirle a Ago que venga por ti, porque Miriam y yo no vamos en cinco minutos.

Raoul se quedó unos segundos pensativo pero terminó negando.

- ¡Me sobran tres! - Intentó asegurar, cerrando la puerta para cambiarse rápidamente, dejar la cama más o menos colocada y coger las cosas necesarias para aquel día. Después, salió de la habitación y tras tomarse el café que Miriam había dejado sobre la encimera para él, salió del piso y se montó en el coche, donde las dos chicas esperaban.

- Te han faltado dos. - Se quejó Aitana, sacándole la lengua, a lo que Raoul respondió con un corte de mangas.

Miriam rodó los ojos con una sonrisa y condujo hacia la universidad.

- ¿Irá Ago a clase? - Preguntó la del flequillo, retocándose el pelo frente al espejo del coche.

- Ni idea, igual si lo tiene muy mal prefiere no ir.

- Agoney no perdería clase de no ser por un motivo muy fuerte. - Contestó Raoul, mirando por la ventanilla.

- Hombre, si no te parece fuerte un puñetazo...

- Quiero decir, que a no ser que no se vea con fuerzas ni de levantarse de la cama, irá a clase. -Insistió el chico, porque cualquier otra cosa no, pero conocerse a Agoney, lo hacía a las mil maravillas.

Se equivocó.

Agoney no fue a clase aquel día, y lo supo porque nada más llegar, André le contó que se había negado en rotundo a salir del cuarto porque decía que estaba demasiado feo. El brasileño resopló, rodando los ojos.

- Es muy guapo, ¿cómo puede pensar que está feo?

Raoul se mordió el labio, observando los garabatos que adornaban el cuaderno del chico y se encogió de hombros.

- Yo tampoco lo entiendo, la verdad.

Se pasó el resto de clase jugueteando con el colgante del lobo y solo levantaba la mirada de éste cuando André le llamaba para que le explicara el significado de alguna palabra que no llegaba a entender.

¿Y si probamos nosotros? | RagoneyWhere stories live. Discover now