Academia Marshab {Volumen 1}

Capítulo 7:

Lo importante son tus entrañas, no tu cara fea.

  —¡Annie! ¿De verdad eres tú?

  —...Eh. ¡CHARLIE!

 —¡ANNIE!

   El abrazo entre ellas dos fue algo muy tierno, a todos los conmovió, claro a la chica rubia le importó una pera de quienes se trataban.

  —¿Se conocen?—preguntó la chica rubia.

  —¡Claro! Es mi mejor amiga de toda la vida.—Contestó Anette aún abrazándola.—Charlie, ella es Sabrina, una amiga que hice aquí. Sabrina, ella es Charlotte.

  —Encantada, Sabrina.—Dijo Charlotte dándose esta vez un beso en la mejilla.

  —Igual, Chuck.

  —¿Cómo?—Dijo Charlotte, un poco extrañada.

  —Es un apodo, Charlie.—Dijo Anette, miró al otro chico que las acompañaba.—Y él, es Alexander, o como le decimos, Roman. 

  —Hola.—Saludó Charlotte y él correspondió.—¿Por qué Roman?

  —Ése es su apellido, Charlie.—Contestó Anette con una enorme sonrisa.—¿Nos disculpan un momento, chicos?

    Y tomadas de los brazos se fueron.

  ❃  

 Lucían se preguntaba qué había hecho mal para quedar en la misma habitación que Michael Bélanger, un ser humano como todos, pero cómo Lucían diría, el discapacitado sin corazón. Tal vez no era nada malo, después de todo era también compañero de su mejor amigo Sebastián Eyre, aunque a veces él y Michael le desquiciaba la vida, pero sentía un gran afecto hacia ellos.

 —Te vi, tigre.—Dijo Sebastián en su celular sin dirigirle la mirada.

 —Siempre me ves, todos los días.—Contestó Lucían con sarcasmo.—No eres Mike.

—¡Te escuché, Luci! ¡No soy sordo!

—Ya lo sé.—Contestó Lucían.—¿A  qué te refieres, Sebas?

—Esa chica era muy linda, no te culpo...

—Lo que sea que pase por esa mente pervertida, deberías abortarla, Sebas.—Interrumpió Lucían, cabizbajo.

—¿Qué hacías con semejante niña, Lucían?

—Quería registrarse, torpe, cabeza hueca...como todos los del primer año.

—A mí no me engañas, Lucían. Así empecé con Damora, tratando de ser un caballero, después intercambian frases sarcásticas, sentirán odio mutuo y ¿Qué pasa después? Casi dos años de relación.—Dijo Sebastián causando que Lucían rodara los ojos.