De vampiros, cera caliente y pinta uñas, va la cosa...

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De vampiros, cera caliente y pinta uñas, va la cosa... 

"—¡Claro que sí, venga ya! Por qué no acabar con el orgullo propio de la muchacha, total, ya está enamorada de ti así que da igual. Es que...

—Joder, Cleo, ¿de verdad que vas a seguir con el temita?

—Jo, Jean... es que me supera. Es tan triste...

—Mira, como oí decir a una el otro día: “Todo en la vida pasa, ¡hasta las uvas pasan!”. Así que deja ya el maldito libro, nena, y ven que el agua está helada y al final en lugar de cutículas me vas a quitar escarchas.

—¿Es que todo en esta vida tiene que ser tan injusto? Mírala, pobrecita, enamorada, dispuesta a todo por él, y el muy capullo que “si eso es lo mejor para ti. Te mereces ser feliz, blá blá blá...”, es que es un... es un... ese... ¡mierda saco este!

—¡Por todos los santos de la blogosfera! Madres, tapad los oídos a vuestro hijos, niños huid despavoridos, ¡Cleo ha dicho un taco! ¿Mierda saco? ¿Qué clase de ofensa es esa, rubia?

—Es que no lo entiendo. Ahora vienen como cuatro páginas en blanco, ni texto ni nada, mira, aquí está: octubre, noviembre, diciembre... ¿qué se supone que significa eso? ¿Se ha pasado la pobre sin hacer nada, deprimida, rebajada, durante meses?

—Yo de verdad, flipo contigo, rubia. Has visto la maldita película cuatro veces. ¡Cuatro! Y ahora te lees el libro, ¿y no lo entiendes?

—Morena, en la película, te recuerdo por si te ha olvidado...

—Oh, no, imposible de olvidarlo. Dos horas viendo la cara de entuertos de la Stewart es algo que no creo que olvide en mi santa vida. Gracias a ti.

—Vale, salta la parte en la que te metes con mi Bella y volvamos al tema: decía, que en la pelí, al menos tú la ves sentada frente a la ventana, pero en el maldito libro, ¿qué se supone que significan las páginas en blanco?

—No, la que no lo entiende soy yo: hace calor, el ventilador está roto, estoy a medias de depilar, me faltan por hacer las uñas de los pies, ¿y tú, te dedicas a pensar en eso?

—Tú y tu lógica, morena. ¿No eras tú la que decías que teníamos que hacer una crítica todas las semanas?

—He dicho “crítica de un libro”, ¡de un libro, rubia! No dije nada sobre retozar en la depresión post-vampirica de la niñata esa. Anda que no hay libros en el mundo y me vienes con el Amanecer de las narices. Y me pica la ingle, cabrona. Si llegas a poner la cera más caliente me despellejas hasta el útero.

—Es Luna Nueva, no Amanecer. Y sabes que me gustan los vampiros...

—Te gustan las luciérnagas, rubia. Si quieres hablar de vampiros podemos hacerlo, ya sabes que es lo mío, pero de vampiros que chupan sangre y no de los que se bañan en purpurina.

—Eso ha sido cruel, Jean. Y me ha dolido.

—¡Joder, Cleo! Eso duele, cabrona.

—Ya, la cera caliente es lo que tiene...

—Déjalo, ya me depilo yo, que parece que intentas convertir mi...

—Que bruta eres, morena. Y sigo sin entenderlo.

—Y dale con el tema. ¡Hostias! Como duele eso...

—No te quejes tanto, has hecho cosas peores con cera caliente, que lo sé yo.

—Seguimos hablando del libro o quieres que hablemos de mis gustos sexuales, lo que, ten en cuenta, nos llevará a los tuyos, y lo mío con la cera caliente, no es ni la mitad de interesante que el tuyo con...

Vaya par de gemelasWhere stories live. Discover now