De Halloween, rescates y pastis de colores, va la cosa... Parte 2

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De Halloween, rescates y pastis de colores, va la cosa... Parte 2

«¿Se ve eso?

Espero que se esté grabando...

Hola... me llamo Cleo y... bueno, si alguien ha encontrado ese móvil y está viendo esta grabación, lo más seguro es que esté muerta, o una ardilla asesina me haya robado el teléfono, o lo haya utilizado para atizarle la cabeza a algún animal en medio de esa mierda de bosque...

Por dónde iba... sí, soy Cleo, seguramente me conocéis como “la gemela rubia”, o no me conocéis de nada que aquí no somos Marilyn... joder, el frío me está congelando las neuronas... 

 Bueno, hoy es 31 de octubre, sí, ya, ya, “Halloween y la rubia en medio del matorral ella solita”, seguro que estaréis pensando eso, pero os diré que nunca he querido venir aquí, es más, de ser por mí, estaría en mi casa metida bajo dos mantas con medio kilo palomitas, dos litros de coca cola y Bruce Willis como compañía . Pero aquí estoy, sola en medio de la puta nada porque... creo que mejor voy a empezar por el principio, que así además de dejar las cosas claras y que me entendáis, aquí no hay cobertura 3G, ni ninguna clase de cobertura, y así aprovecho que me queda batería y os cuento cómo he llegado hasta aquí, y, por si llega a ocurrir, no me encontráis con vida, o acabo en la cárcel que es lo más probable a estas alturas, creo que es el mejor momento para defenderme y... eso...

 Cómo os dije antes me llamo Cleo, y lo de la “gemela rubia”, es porque tengo una hermana gemela, originalidad sobre todo señores... joder, que me pierdo otra vez, lo que decía, tengo una hermana gemela que se llama Jean, y ella, es morena. Para dejarlo claro antes de que preguntéis, sí, las dos somos morenas de nacimiento, que sé que algunos teníais la duda... pues eso, mi hermana y yo fuimos amablemente contratadas por una web para que todos los sábados entregáramos una crítica literaria. Hasta ahí todo bien. El punto está en que nunca, casi nunca, estamos de acuerdo en nada, desde el color del pelo, pasando por si mejor decir “cueva del amor” o “chichi a secas”, a los vampiros que mueren tostados al sol o los que hacen tratamiento facial de purpurina... creo que ahí queda claro porqué nuestras críticas llaman la atención: somos iguales, pero no idénticas. A lo que iba, todo iba bien, hacíamos nuestras críticas, íbamos a la universidad, tenía novio y lo dejé porque es un capullo, te sigo odiando por cierto, Paulo, no te deseo nada malo, pero que sepas que si muero aquí hoy, no serás mi último pensamiento, ni mucho menos, tus polvos de tres minutos... pero sin rencores, ¿heim? Regreso que me fui otra vez... ah, las críticas, pues eso, todo iba bien, hasta que “ella” apareció en nuestras vidas... aclaro antes de seguir, que no soy una persona celosa por naturaleza, ni mucho menos, y que, diga lo que diga a partir de ahora, solo es fruto de la congelación en caso de que me encuentren con vida..., lo dicho, mi hermana, la gemela morena, Jean, empezó a contactar muy a menudo con nuestra jefa en la web literaria para la que trabajamos. Al principio me molestó un poco, pero pasé de ello, hasta que descubrí, que quedaban a solas bajo la escusa de “hablar de temas para la columna semanal”, cuando en realidad, lo que hacían, era quedar para ir de paseo, cine, cafés y chorradas varias sin que yo estuviera con ellas. Y repito, no tiene nada de celos, ni mucho menos, que ver con que dicha señora sea rubia, no, lo peor es que “las citas con la jefa” resultaron ser mentira, porque, con quién en realidad quedaba, era con otra rubia, una escritora de metro setenta y carita de ángel caído capaz de hacer llorar hasta al más cabrón con sus escritos... y comeros esta cara de “mírala, no es celosa, dice”, el caso es que mi hermana, “mi” gemela morena, empezó a quedar en plan “BFF” con la escritora rubia esa, que para los que no lo sabéis, se llama Irene, su apellido no lo diré porque no me acuerdo, y podéis volver a comeros la sonrisa, si eso entráis en la web y lo veis... el caso es que sí, puede, que solo un poco, me haya molestado la situación; pero es que, vamos a ver, imaginaros la situación: tenéis una amiga, inseparable, la mejor, “tu persona” en este mundo, y de pronto, viene otra rubia y se mete de por medio y... respira, Cleo, respira... lo siento, es que hace un frío de cojones y creo que ya no siento los dedos de los pies dentro de esta mierda de tacón... lo que os estaba diciendo, amigas, hermanas, con nuestros puntos de vista distintos pero al fin y al cabo, inseparables... yo decidí perdonar y pasar del tema, aún cuando la morena me dejó tirada en nuestro DOJC, “Día Oficial Jungla de Cristal”, para los que no lo habéis leído cuando en su día lo conté, la cuidé cuando enfermó y estuvo en el hospital delirando y volviendo locos a todos, y aquí viene un dato muy importante para toda esa historia que os estoy contando, y es que mi hermana tiene un unicornio personal, y, dejad las bromitas sobre su estado mental para luego porque ahora mismo estoy medio congelada y no tengo tiempo para ello, su unicornio solo es una metáfora a lo que tiene pululando dentro de su cabeza, o un animalejo al que achaca sus sentimientos, cómo cuando dice: “se me ha deprimido el unicornio...”, es una manera que tiene la morena de expresar lo que lleva dentro, es dulce al fin y al cabo, y... pero ahora mismo la odio, a ella y al unicornio de los cojones, así que nada de ponerme ñoña, sigo que ya me quedan dos rayas de cobertura nada más; bueno, luego volveré con el bicho unicuerno que como os he dicho tiene la culpa de que esté aquí ahora mismo, el caso es que, tras peleas, discusiones y nada de celos, repito, la perdoné y nos tomamos una tarde hermanas... ¡en el planetario y acabamos encerradas como criminales! Y claro, como si eso no bastara, ¿a quién llamó ella para que nos sacara de allí? Me imagino que sobra decir que fue a la rubia esa que camina dando saltitos a lo hada madrina, con ese pelo suave y liso estilo hermanita buena Cullen... bueno, aún así, la perdoné. Hasta que a la semana siguiente, ella decidió que ya era hora de que su unicornio dejara de ser solo suyo, y presentó una tesis en la universidad en la cual su unicornio entrevistaba a una reportera e intentaba demostrarla que los cuentos de hadas existen y que la vida sin la fantasía de los libros, no es nada. Ahora os veo a algunos con la típica cara de “Oh, qué bonito”. ¡Y una mierda! No sabéis la de líos que nos metió el temita... bueno, todavía así, la perdoné. Pero claro, y lo tengo que decir ahora antes de que vaya a la siguiente parte, yo me sentía algo, solo algo, dada de lado y en segundo plan, y... no, segundo nada, “tercer plan”; hay que joderse, el unicornio y la rubia escritora habían tomado “mi” puesto... total, que decidí contactar con una persona, una que yo sabía que tendría que estar, sino cómo yo, en una situación muy parecida: la escritora morena, ergo Karol, que es, ojo al dato que os vais a partir, la mejor amiga de la escritora rubia roba hermanas, y claro, lo mejor de todo, la escritora morena, también tiene un unicornio.

Vaya par de gemelasWhere stories live. Discover now