1 | ISAAC

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12 de Marzo de 2025

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12 de Marzo de 2025

Gracia sostenía entre sus brazos a Isaac, su bebé, sin sospechar que más tarde no sería capaz de volver a hacerlo. Observó sus ojitos adormilados, de un azul más oscuro que el de ella. Se preguntó si con los años seguirían siendo así y trató de memorizar cada pequeña veta y cada mota de color en ellos. Isaac se resistía al sueño, pero le faltaba muy poco. Gracia le cantó la nana que aprendió cuando era pequeña:

Duerme, niño mío,

que tengo que hacer,me han traído el trigoy está por moler.

Al cantar iba recordando a esas mujeres, con sus delantales y sus largos vestidos mientras cargaban una cesta de ropa para lavarla en el río o acarreando agua para llevarla hasta su humilde hogar. Aún podía ver las hoces desgastadas por el trabajo duro  y el ligero olor a sudor que las acompañaba a todas partes. No pudo evitar comparar. ¡Qué fácil era todo ahora con la tecnología! Pero allá, en el año 1599, sin sospechar siquiera lo que vendría siglos después, las madres, cansadas de trabajar y criar a varios niños a la vez, con la salud frágil por enfrentarse a diversas enfermedades sin vacunas ni antídotos... ¡Qué dura era su vida! ¡Cuán admirables le resultaban a Gracia las mujeres de aquel entonces! Soportando violencia, atravesando prejuicios y anonimato, matrimonios arreglados y un embarazo tras otro. A veces Gracia se preguntaba qué habría sido de ella si Zaid no la hubiera traído con él al siglo XXI. ¿Cuántos golpes más habría recibido? ¿A cuántos amigos habría visto morir a causa de enfermedades sin cura, o de partos mal llevados?

Volvió a mirar a su hijo. No había manera de averiguar si aquello habría salido bien o mal; por lo pronto se encontraba aquí, más de cuatrocientos años después, en México, con su pequeña y hermosa familia.

El calor de la primavera estaba intensificándose por aquellos días y al pobre Isaac le corrían pequeñas gotas de sudor por las sienes y la nuca. Gracia sonrió. En eso era tan parecido a su padre. Zaid siempre tenía calor. Hacía unas cuantas horas que se había ido a trabajar y ahora ella cuidaba de Isaac mientras intentaba sentarse a la computadora para estudiar un poco. Aunque hacerlo con un bebé de nueve meses era casi una misión imposible.

Lentamente, Isaac fue rindiéndose al sueño, con el delicado vaivén de los brazos de Gracia y la melodía de su voz, comenzó a emitir ligeros ronquidos. ¡Qué ternura sentía ella al verlo dormir! Con sus largas pestañas oscuras haciendo sombra bajo sus párpados, el fino arco de las cejas y su boca roja en forma de O era la tranquilidad en persona. Una tranquilidad muy calurosa, pensó mientras sentía que su brazo se mojaba por el sudor de su hijo.

Con mucha suavidad logró llevarlo al dormitorio que ella compartía con Zaid y sobre la cama, le quitó la ropa hasta dejarlo en pañales. Así estaría más fresco. Luego volvió a cogerlo en brazos para que durmiera una siesta.

La habitación de Isaac era un poco pequeña, pero perfecta para él. Nada que ver con las amplias y frías alcobas de piedra y madera que Gracia había conocido en su antigua vida, en Irlanda.

Retrospiral 2 ( #PGP2021 )Where stories live. Discover now