2 | RAPTO

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12 de Marzo de 2025

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12 de Marzo de 2025

Gracia sintió cómo las comisuras de su boca se jalaban involuntariamente hacia abajo cuando vio a su hijo llorando desconsolado en brazos de aquel hombre. Su corazón latía a velocidades que nunca había experimentado por la rabia y el miedo. Un montón de preguntas la asaltaron casi al mismo tiempo: ¿Qué hacía Connor ahí? ¿Cómo la había encontrado? ¿Por qué tenía a Isaac? ¿Qué quería de él?

Como le tocara un solo pelo a su hijo, sabría lo que es una madre locamente enfurecida.

Connor la miró con esos siniestros ojos que para nada echaba de menos y sonrió de lado. Desde luego, no era un gesto amistoso. Sabía que estaba en ventaja porque con Isaac en su poder, Gracia haría lo que él demandase, así de fácil. Él hizo una seña con la cabeza que significaba: "Ven" y comenzó a caminar.

Gracia ahogó un grito y sin pensarlo saltó por la ventana. Los siguió a toda prisa. Presa del pánico el estómago se le cerraba y los pulmones le ardían, ¿a dónde se lo llevaba?

En la calle notaba algunas miradas sobre ella, pero intentó ignorarlas. Sólo importaba tener en sus brazos a su hijo de nuevo.

Connor caminaba a paso rápido, pero no corría. Quería que ella los alcanzara. Los siguió a través de unas cuantas calles, atravesando negocios de ropa, de comida y algunas oficinas. A esa hora la gente comenzaba a salir de sus trabajos y los estudiantes se veían liberados de sus escuelas.

En otra ocasión, Gracia habría saludado al vendedor de tacos de canasta, de los cuales era fanática; habría aspirado el aroma de la carne y las papas vaporizadas, quizás habría comprado algunos para la cena. Pero esta vez, el vendedor, los tacos, los clientes amontonados que hablaban y comían en la calle, pasaron a un lugar recóndito en su cerebro.

Miraba solo la espalda de Connor —casi sin parpadear por miedo a que desapareciese con su hijo— y tampoco se detuvo a enamorarse de los viejos ejemplares de la librería de segunda mano a la que le encantaba ir.  No se paró un momento en el acuario a mostrarle a Isaac los peces, porque ahora sus brazos estaban vacíos, sin el agradable peso de su cuerpecito en ellos.

Levantó una mano temblorosa a su rostro y se limpió las mejillas, mojadas de lágrimas. Y si la gente curiosa se preguntaba la razón de ver a una chica corriendo y llorando casi con agonía, a Gracia no le importó. Tan diferente de aquellos días en que las apariencias lo eran todo para ella. Mostrarse fuerte o débil, en el pasado, podía significar la vida o la muerte.

Se preguntó qué cosa tan mala le habría hecho a Connor como para que éste quisiera vengarse de ella usando a su hijo. Recordó la vez que ella había logrado que Sir Payne no azotara a Connor cuando aquella yegua desapareció del establo. El hombre estaba colérico y lo culpó de no haberla encerrado como era debido. Gracia se interpuso entre ellos y abogó por el acusado, diciéndole que era imposible saber si la yegua había escapado o se la habían robado. Ni siquiera entonces, Connor fue capaz de darle las gracias o de llevar una relación más atenta con ella. Parecía odiarla desde que ella había llegado a la vida de Sir William y, sin importar lo bien que se portara con él o con Sir Payne: Connor estaba empecinado en aborrecerla.

Retrospiral 2 ( #PGP2021 )Where stories live. Discover now