II. ZWEI

660K 72.2K 309K
                                    

2

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

2. ZWEI

FREY

Escribir este diario no sirve de nada. Es una perdida de tiempo, sin embargo, debo llenarlo con algo, con  líneas suficientes para que mi psicóloga esté satisfecha,  ¿qué debería escribir?

Mamá no está.

Hayden no está.

Mayne no está.

La estructura familiar a la que estoy acostumbrado se ha fracturado y aún no puedo procesarlo bien en mi cabeza. No me gustan los cambios, ni las modificaciones, ni que alteren la rutina de mi vida.

Frey pausó. La sonrisa cálida de su fallecida madre estaba grabada claramente en su memoria porque Frey podía recordar detalles con una exactitud increíble: la forma en la que el cabello rubio de su madre resplandecía bajo la luz del sol, las arrugas que ya se asomaban en las esquinas de sus ojos cuando sonreía, lo cálidos que eran sus abrazos y la paz y seguridad en su voz.

No eres un monstruo, Frey.

Frey apretó el puño hasta que sus nudillos se pusieron blancos y el lápiz se quebró en su mano. Quizás ella tenia razón y él no había sido un monstruo del todo en ese momento, pero ahora sí lo era.

Lo sería por ella.

—Hoy estamos escribiendo, eso es nuevo. —La voz de Balkan, un chico internado que se unía a Frey en las áreas comunes cada vez que podía. Frey siempre lo ignoraba, no le interesaba hacer amigos aquí—. Te tengo noticias.

Balkan se sentó en un sofá al otro lado, su cabello lacio y café atado en una cola. Esos grandes ojos miel acompañaban una cara perfilada y unas facciones un poco infantiles. A simple vista, era notable que Balkan era menor que Frey quizás por un año o dos, sin embargo, eso no era impedimento para que hablara sin cesar.

—Bueno, ¿dónde quedé con lo de mi padre? —Balkan empezó. Como Frey no hablaba, Balkan lo había designado como su escuchador personal, le hacía bien poder contarle a alguien que no fuera su terapeuta. No se sentía juzgado, ni tenía que cuidar sus palabras porque Frey ni siquiera lo miraba—. Vino a visitarme ayer, fue... ah, creo que no quiero hablar de ello después de todo.

Hubo un silencio, no muy largo, pero si extraño, lo suficiente para que Frey levantara la mirada y se encontrara a Balkan con las manos apretadas sobre su regazo y la mirada perdida en la pared a un lado. Su ojo derecho portaba un morado y ese lado de sus labios también tenía una cortada. Lo habían golpeado.

Eso no era problema de Frey, él no estaba aquí para preocuparse por nadie. Él estaba aquí por una razón muy específica y nada la obstaculizaría. Así que él suspiró y volvió a ojear su diario, quizás no debía escribir, podía intentar dibujar. Era algo que disfrutaba y que le fluía mucho más que escribir.

Frey (Darks #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora