Cap 37. 🌜

696 33 23
                                    

Ana

Salí por detrás del mostrador, tomando mis cosas, y meterlas en mi pequeña mochila desgastada.

Tome mi plata correspondiente de ese día, que estaba en el pequeño bote de propinas.

Que eran alrededor de $2200, o menos, no lo sabía con certeza, ya que solo lo conté de reojo.

Una vez que tome el gran puñado de plata, para después meterlo en uno de mis bolsillo traseros.

Camine a pasos sigilosos, hasta llegar a la silla del final, dónde estaba mi jefe profundamente dormido.

Cuando estube a su lado, lo moví lentamente, pero el muy descarado no se levantaba, así lo hice repetidas veces.

—Señor.— murmure cansada

No respondió…

—Señor Lee.— lo moví nuevamente pero nada

Bufé cansada, por qué sabía que no lo iba a despertar, haci que me alejé de el, para tomar un papel y un bolígrafo.

Y justo cuando abrí el cierre de mi mochila para sacar el suso dicho bolígrafo, el leve sonido del cierre, mágicamente despertó al señor Lee.

—¡¿Que paso?!, ¡¿Que paso?!.— se despertó alarmado, parándose de golpe.

—Nada, solo quería decirle que ya me voy, para que usted cierre la tienda.— dije asustada por su repentino comportamiento

—Oh, ve con concuilalo.— soltó sin interés alguno

—Hasta mañana.— respondí de la misma manera

Para acto después, caminar hasta la puerta de el local, y salí por esta misma.

Sintiendo la brisa fría pero tranquila del ambiente, moviendo alguno que otro mechón de mi cabello rebelde.

Cerré los ojos disfrutando, aspirando el aire semi limpio de mi cuidad, por mis fosas nasales.

Pero lamentablemente una voz gruesa, me saco de mi ensoñado

—¿Terminaste?.— pregunto de mala gana la voz tan conocida de Mateo, causado que abriera los ojos y lo mirara mal

El padre de mi hijo estaba recargado en una de las columnas del local, haciéndose el facha, con una mano en el bolsillo delantero de su jeans Negro.

Y otra con la bolsa de las compras a la altura de su remera blanca con amarillo, y en su cintura una camisa de cuadros olgada, atada a la primer nombrada.

—Como sea.— rodé los ojos comenzando a caminar

Claramente seguido por el morocho detrás mío, tratando de seguirme el paso, ya que cuando me lo propongo camino muy rápido.

—¿Podés parar?.— pregunto totalmente agitado tocandome levemente el hombro

Bufando gire a verlo mal —¿Por?.— pregunté alzando una ceja

—Boluda se supone que yo debo cuídarte, pero parece que tenés un cohete en el culo, caminas muy rápido.— suspiro

—No te pedí que me cuidaras.— me cruce de brazos

—Bueno, yo me ofrecí… además yo debería ser el ofendido por qué vos dijiste esas cosas en el chino.—

—Ay, por favor, no quieras hacerte la víctima.— rodé los ojos

—Bueno, bueno, ya ta'.— miró para otro lado —¿Vamos a la plaza?.— pregunto totalmente inocente

—¿Por qué haríamos eso?, Yo debo llegar a casa.— gire un poco mi cabeza mirándolo fijo

Cᴏɴᴛɪɢᴏ / Tʀᴜᴇɴᴏ 🌜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora