Cap 61. 🌜

306 23 1
                                    

Ana

—¿Y este.?— pregunté enamorada de aquel conjunto pequeñito en mis manos

—¡Boluda lo amo!— grito July a mi lado, con voz chillona

—Cerralo boluda, todo el shoping no está viendo mal.— la rete automáticamente apenada, en cuanto me di cuenta que algunas personas del establecimiento nos veían

July automáticamente rodó los ojos bufando, tomando el conjunto para ponerlo dentro del carrito de compras.

—¡No que haces!— la mire alarmada, deteniendo su acción

—Lo vamos a llevar Ana.— acepto demandante prosiguiendo a guiando el carrito

—No July, no tengo plata como para pagar estos conjuntos.— negué rápidamente angustiada siguiendo su paso

—¿Y quién dijo que vos los pagarías.?— pregunto sarcástica negando

A lo que enseguida la mire aterrorizada

—¡Ni se te ocurra Julieta Emilia Cazzuchelli!— la rete inmediatamente

La nombrada solo rio levemente antes de rodear sus ojos, ignorando me por completo, a lo que yo abrí mi boca indignada, apresure mi paso para ponerme delante de ella y detener su caminata, con planes de seguir retandola

Pero una voz me interrumpió

—¿Y ahora por qué pelean.?— pregunto saturado Manuel llegando a nuestro lado

—Una boludez.— respondió mi mejor amiga encogiendose de hombros

—¡No es una boludez!...— recalque negativa —No te voy a permitir que pagues esto... Si las dos sabemos que no nos alcanza ni para la mitad— explique cómo si una madre retando a sus hijos fuese.

—Tranquilízate Ana... Le va hacer mal a porotito.— rio levemente Manu, tomándome del hombro

—¡¿Cómo quieres que me tranquilice?!. Yo no puedo dejar que ella pague eso, si lo puede ocupar para la facultad.— negué repetidas veces

—Bahhh Nana... Ya te dije que no te preocupes, ella no lo va a pagar so...— el castaño iba a explicarme, pero otra voz lo interrumpió

—¿Solo esto vamos a llevar.?— pregunto el morocho

Para ponerlos en contexto, ya habían pasado dos semanas desde esa hermosa velada en la casa del abuelo de Mateo.

Y literalmente todo seguía igual, aunque lo único que cambiaba eran salidas con el morocho.

De hecho ya era cotidiano que saliendo del café internet donde paso horas estudiando, el pasaba por mi para ir a merendar a algún lugar, también en algunas tardes si pintaba iba a verme a mi trabajo, haciéndome reír o dándome compañía.

E incluso hubo dos días donde solo compramos algo en el Mac y nos fuimos a mi casa, para ver pelotudeces en la tv.

Los tratos lindos y sonrisas no faltaban, además de los besos fugaces que me alborotaban todo el sistema.

Aún no estaba segura de lo que pasaba, solo sabía que el me hacía sentir bien...

Y de hecho, hoy uno de los tantos días en que salimos, decidimos venir a un centro comercial.

Claro por petición de Mateo, ya que hoy era mi día de descanso y quisimos aprovecharlo un poco.

Al inicio nuestro plan era dar vueltas como idiotas hasta que encontramos algo que hacer, pero nose por qué de un momento a otro ya teníamos a todos nuestros amigos encajados con nosotros.

Cᴏɴᴛɪɢᴏ / Tʀᴜᴇɴᴏ 🌜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora