3. Ella planea destruirlo.

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Pero tarde comprendí que por mucho daño que él te causará y sin importar lo que yo hiciera, para ti, Madison, para ti siempre iba a ser Eliot.

═══════≪ Madison Mintz ≫═══════

—¿Quién era?

Observé a mi madre y luego volví mi atención al teléfono en mis manos, mi corazón está latiendo fuerte.

—Era Harold... —Una sensación amarga me pintó el paladar—. No sé qué quería... le colgué.

Mamá secó sus manos y se acercó a mí para frotar mis hombros —Madi... —cerré mis ojos y suspiré al escucharla—: Yo se que es tu vida y eres tú quien toma las decisiones en ella pero mi amor estás haciendo todo mal.

—Mamá.

—Estás llena de rencor...

La miré —No es rencor mamá... —un corto silencio se levantó entre ambas y antes de que se extendiera le expliqué—. Él actuó como un imbécil, el bebé murió y lo único que le importaba saber es si era suyo o no.

Torció el gesto con cansancio —¿Estás molesta con Harold por esa actitud o porque crees que Eliot se fue por su culpa? —mamá dejó un beso en mi mejilla y regresó a terminar de lavar los últimos trastes.

Apreté los labios —Mamá...

—¿Sí? Cariño...

Bajé del banco de la isla y me acerqué a ella apoyé mi espalda baja al mesón del fregadero y con un poco de inseguridad pregunté —¿Tú crees que Eliot se fue porque pensó que era de Harold?

Mi madre cerró la llave y me observó —¿Entonces no era de Harold?

Me encogí de hombros —Sabes que no quiero hablar de ello. Ninguno de ellos merece saberlo...

—¿Ni siquiera yo? De una u otra forma iba a ser mi nieto... O nieta...

Sentí un dolor en el pecho, dentro. —Mamá... No estoy lista para hablar con nadie de eso...

Ella asintió y abrió la llave otra vez —Pues, en ese caso, respondiendo a tu primera pregunta, no podría decirte si se fue por esa razón o no, no lo conocí. Pero tú sí —me miró de reojo—, si Harold le hubiera dicho que era el papá del bebe, sin ningún tipo de prueba... ¿Eliot le habría creído?

Lo medité un largo segundo —No. Él me lo habría preguntado.

—Entonces quizá era de esos chicos que no querían responsabilidades...

Negué enseguida —No, Eliot no es así...

Frunció el ceño —¿Su familia quizá?

Suspiré y me froté el rostro —No... Su madre murió hace mucho y su padre —torcí el gesto—, es un hombre ocupado. —Aclaré la voz—, Eliot no era una de sus prioridades.

Cartas con destino al cielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora