D I E C I S É I S

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Ojos de depredador sobre una presa, un tatuaje, y venganza.

No sé en qué momento Eznik y yo nos subimos a una mesa que pusimos dentro de la alberca, Así es señoras, y señoritas.
Estaba empapada, ya, era un hecho, me encantaba estar en el agua y no podía hacer mucho para resistirme a entrar.
Narek había regresado con mi bebida, me dijo que se llamaba luna de miel, y tenía un toque de miel, brandy, naranja, limón, sabía hasta vainilla, creo que mejor debí ser catadora de tragos dulces, en lugar de trabajar para un simio con relojes caros.

Porque, hablando del Rey de Roma, se dejó ver entrando al área, corrió a un chico de un camastro para después sacudirlo y sentarse en él.

Alexander se me quedó viendo, Eznik ya estaba en el agua, y yo, la Amelita de Narek, estaba recostada de lado en la mesa, con el agua llegando una y otra vez por el movimiento de la gente.
Necesitaba entrar por completo al agua para poder bajar la pequeña borrachera.
Me enderecé, mis piernas estaban sumergidas hasta las rodillas, que rica era al agua, Dios mío.
Voltee al captar movimiento a mi lado. Era Narek quitándose la camisaaa.

¡Ay madre santa! Hace mucho tiempo no veía un cuerpo masculino tan... tan... ¿Cómo explicarlo? El punto es que le hizo bien a mis ojos de tan solo verlo. Si tuviera miopía me la hubiera quitado así de fácil.
Tenía el cuerpo ancho, trabajado, pero no suuuper marcado como lo hacen ver en esos libros que leía de joven. Más bien es un cuerpo ancho, fornido, pero no al nivel máximo, solo digamos que hacía ejercicio en su tiempo libre. No tenía ni un solo tatuaje, o al menos no uno visible.

Dejó la camisa sobre el camastro, Varona bajó sus lentes de manera disimulada para detallarlo. Sí, amiga, así eees, ese es Narek. Pero ella conocía a otro Narek.

El hombre se sumergió en al agua, haciendo que Varona y yo choquemos miradas, al hacerlo, rápido me alzó los pulgares y se mordió los labios dramatizando el acto. Se me salió una sonrisa, elevó su vaso y tomó de él.

Se me ensanchó más la sonrisa cuando Narek salió del agua justo frente a mi, el agua le llegaba casi a los hombros, como a mi. Ni estaba tan profunda la alberca, ¿o sí?
Al agua resbala por su rostro... el bello facial apenas saliendo, el agua atorada en las cejas pobladas, labios...

─ A veces quiero decirte tantas cosas que no puedo... ─pareció leer mi mente.

Mis nervios estaban al límite de mi nerviosimetro, estaba por reventar.

—¿Cómo qué cosa? —me entreví a decir gracias al alcohol en mi sistema super delicado que con 4 copitas ya ando subida. Normal.

—Amelia, quiero que... no sé por donde empezar —se tocó el cabello mojado, y no hubo otra mejor vista que esa—, no quiero que veas lo fácil que fue esto, solo quisiera poder conocerte mejor, llevamos muy poco de hacerlo y créeme que tienes un imán que solo me quiere cerca de ti —me tomó de las manos por debajo del agua—, quisiera poder salir contigo a pasear, hacer cosas que hacen las parejas...

Bueno... no sabía como tomarlo porque hace mucho no estaba en una relación, y sí, tenía razón, no nos conocíamos en casi nada. No quería lastimarme o lastimarlo. No quería que saliera mal otra vez. Me daba miedo emocionarme rápido y que pasara lo de Kevin en el avión, como por ejemplo.

—Narek, yo... tuve una relación difícil hace mucho tiempo, tanto que puedo hablar de ella, pero no lo suficiente para aventarme sin ver el terreno primero —le dije buscando las palabras adecuadas.

—Entendido y anotado, Amelita —me sonrió dulcemente —. Entonces déjame llenarte con todo lo que pueda, déjame consentirte, quererte, servirte, cuidarte, y todo lo que termine en . Por cierto, me gusta el té muy caliente.

TENTACIONESHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin