#4 - Cretino.

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"El error está en buscar la felicidad cada uno fuera de mismo, y no en su propio corazón"

Anónimo.

El quinto día fue un poco más tranquilo, por decirlo de alguna manera.
Si había "discutido" con Ryan en la clase de literatura, pero no a propósito, sino porque cada una de sus respuestas fueron totalmente estúpidas y pues no pude quedarme callada.

Teníamos 2 horas libres debido a la falta de un maestro, asique decidí irme a afuera. Me senté en el patio donde me relajé escuchando un poco de música, sin gente que molestara, pero toda esa paz se vió interrumpida por Stella, quien se paró en frente de mí.

—Hey, acá estas, te estaba buscando — me dijo sonriente.

—¿A mi?

—Ajá — asintió con la cabeza.

—¿Qué pasa?

—Acompáñame, vamos a ver a los chicos practicar — me estiró una mano.

—¿Eh?

—Tú solo ven — me jaló hacia ella.

Me arrastró hasta llegar a las gradas donde nos sentamos. Stella parecía emocionada y no dejaba de ver a un chico pelinegro con cara de serio que parecía querer irse aunque recién estuviera empezando.

Vi a Clara a lo lejos, me pareció extraño ¿por qué no estaba en clases?, le dije a Stella que volvería pronto y caminé en dirección a mi amiga.

Estaba con Jonh, quizás si lograría avanzar con el después de todo.

—Clara ¿que haces aquí? — dije ya cerca.

—Es que el profe se sentió mal y tuvo que irse — sonrió — ¿Y tú?, creí que estas cosas no te gustaban.

—Y no me gustan, pero Stella me ah obligado — resoplé.

—Lamento que no seamos tan interesantes para ti — dijo divertido Jonh.

—No tenemos los mismos gustos, eso es todo — reí.

—Lo puedo ver — me dió una sonrisa.

Clara comenzó a ponerse incómoda y yo no quería que pensara que me gustaba Jonh, porque no me llamaba ni un poco la atención.

—Clara, iré por allá, sabes donde encontrarme, adiós — caminé lejos de ahí.

Iba un poco distraída por lo que no vi a la persona que tenía en frente y pues choqué con ella.

—Perdón, no te vi — dije sosteniendo mi cabeza.

—Princesa sorda y ciega — dijo mirándome.

Ryan estaba con el uniforme del equipo, ¿también jugaba?, no lo sabía.

—Oh, eres tú — le giré los ojos y pareció no gustarle.

—No hagas eso — me dijo molesto.

Pero que temperamento.

Seis meses más.Where stories live. Discover now