#5 - Una fiesta y Ryan.

3 0 0
                                    

"Las palabras convencen, el ejemplo arrastra"

Anónimo.

—¿Qué haces? — me miró extrañamente mi padre.

Estaba acostada sobre la gran alfombra esponjosa de la sala, dando respiraciones profundas e intentando relajarme. Me sentía bastante impaciente por la llegada de Clara, quien llegaría en unos pocos minutos. Cerré los ojos para evitar el ruido.

—Espero — le dije.

—Tú amiga va a creer que estás loca — escuché como se alejaba.

—¡No estoy loca! — me sentí verdaderamente ofendida.

Volví a intentar mantener la clama, me estiré, troné mi cuello e inale profundamente.

Oí como alguien se acercaba lentamente.

—¿Qué estás haciendo? — abrí uno de mis ojos. Clara me observó fijamente con el seño fruncido.

—Nada, nada — me paré rápidamente.

—No eres muy normal — acomodó la mochila gigante que traía en su hombro.

—Como si tu si — la tomé de la mano guiandola hacia las escaleras y luego a mi habitación.

Tiró todas sus cosas sobre la cama y me dió una gran y malvada sonrisa de oreja a oreja.

—Hay, si, ya, empecemos — me crucé de brazos.

Me había mostrado infinidades de vestidos de todos los colores: rosas, verdes, rojos, violetas; cortos, largos, nada me convencía.
Rechacé cada uno de ellos. Clara ya se veía bastante cansada de mí.

—Es que ninguno me gusta — le hice una mueca.

—Eres complicada — se llevó las manos a la cara.

—Claro que no.

"Si lo eres, pero solo un poco"

Parecía querer redirse, pero luego de tanto pensar su cara se iluminó.

—¡Ya sé! — dió saltitos a su alrededor.

—¿Qué? — la miré sospechosa.

—Acompáñame — me jaló hacia a fuera.

Ella había venido desde pequeña, por lo que conocía cada parte del tedioso castillo.
Subimos hasta una de las torres y me quedé en frente de una gran puerta de madera. Clara sacó una llave de su bolsillo y la colocó en la cerradura.

—¿Cómo es que...?

—Tú padre me la dió para emergencias y esta lo es — me sonrió.

El "click" de la puerta se escuchó fuerte y claro y ambas pasamos.

Era grande, bastante de hecho, con pisos de madera y candelabros en el techo, pinturas en las paredes y una gran mesa con sillones, pero lo que más llamaba la atención era la cantidad de vestidos puestos en los maniquíes.

—Jamás había estado aquí — le dije mirando hacia todas partes.

—Normal, nunca fuiste una niña con mucha curiosidad — me guiñó el ojo.

Pasé la mano por las delicadas telas, observando como se deslizaban a través de mis dedos.

—Escoge.

Indagé entre todos hasta que uno llamó mi atención. Era negro y grande, al "estilo princesa", con mangas transparentes y escote en v con pedrería.

Seis meses más.जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें