Durante el transcurso del Año 2010, una espantosa Epidemia azotó en el mundo. Seres retorcidos, hambrientos de sangre y carne llenaron las calles.
Los pocos sobrevivientes, luchaban por mantenerse al margen de sus fauces; entre ellos, una enfermiza...
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"ＹＯＵ ＢＵＲＮ ＦＯＲ ＴＨＩＳ"
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—¡Bienvenida!—Canturreo Maggie, bajando por la escalera al segundo pisó.
Llevaba una blusa ligera y un pantalón de pijama, que, según la perspectiva lucia como un faldón.
—Hola, Maggie...—Suspiró la pelirroja, dando otra cucharada al plato de cereal con "imitación láctea".
—Volvieron muy pronto—Se río, la bonita chica. —¿Él se portó bien contigo Deb?—
La pregunta resonó incomodamente en su cabeza.
—Bueno, si.—Musito suavemente. —Lo normal, supongo...—Intentó reírse para restar importancia de aquello.
Maggie se sentó en la silla contigua y esa mirada de enormes ojos verdes, ya estaba emitiendole un juicio.
—¿Fue un idiota verdad?—Preguntó, divertidamente molesta.
La pelirroja no pudo seguir ocultando su descontento y asintió, riéndose del hecho.
—Supongo que, solo dejaré las cosas así... Hay mucha mierda ahí fuera como para pensar en 'Daryl'.—
Maggie hizo una mueca, parecía estar captando lo que entre líneas quería decir la chica delante suyo.
—Debra, ¿acaso te gusta Daryl?—Sus bonitos ojos verdes brillaron con curiosidad.
La chica abrió los orbes de par en par, sintiendo un horrible calor llenarle la cara por completó.
—No, mierda... claro que... —Señaló, incomoda.
Maggie le interrumpió. —Esta bien.—dijo, poco convencida.
—Tan solo, bueno... No te tomes lo que dice enserió, él siempre suele estar a la defensiva y, la gente así no es buena expresando lo que de verdad piensa.—Maggie sonrió, acariciando su espalda con delicadeza. —Te dejaré cenar tranquila...— Indicó, palmendo suavemente antes de volverse arriba.
La pelirroja suspiró hondamente.
—¿A la defensiva?—Murmuró para si misma. —Él parece más "ofensivo" en mi opinión...—Resopló.
La luz de las farolas de fuera permitía ver por la ventana, un par de personas pasaron hablando ligeramente alto, captando su atención.
Lexie se levantó, guiada hasta el marco de madera, afuera, personas paseaban despreocupadamente, tomándose de las manos, y las risas de algunos niños llegaban hasta ella, haciéndole recordar con nostalgia, el pequeño vecindario en el que vivía.
