Capítulo 14

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Mientras contemplo la hermosa vista que tengo al frente me pregunto... ¿debo de contarle? Pude evitar decirle aquella vez, pero estoy segura que volverá a sacar el tema.

Escucho un sonido proveniente del arbusto que tengo detrás.

-¿Quién está ahí?- pregunto y lentamente me paro. Después de unos segundos, me acerco al arbusto con mi cuchillo en la mano y de repente un Niño Perdido de nuestro campamento sale del arbusto. ¿Qué hace aquí?

-¿Me estabas espiando?- preguntó con un poco de seriedad en mis palabras.

-Eh... yo... no... ¡Peteeer no me gusta esta misión especial!- dicho eso sale corriendo devuelta al campamento, lo sé porque alcanzo a verlo desde aquí.

Con que Peter fue el que lo envió a espiarme ¿eh? Cómo pudo... ¡Es un niño de 6 años! ¿Qué pensó en ese momento?

Me devuelvo al campamento y entro en mi cabaña. En mi cama encuentro unas flores amapolas hermosas. De seguro fue Peter para disculparse por la 'misión especial'.

-¡______!- escucho la voz de Peter. Entra a la cabaña con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.

-¿Por qué tan eufórico?

-¡Porque los niños aceptaron tu petición!

-¡No puedo creerlo!- digo para luego sacar una sonrisa gigante-, ¿Y por qué te pones feliz? Yo soy la que debería estarlo no tú- pregunto entre risas.

-Lo sé... pero lo estoy porque al fin puedes hacer algo que te gusta, y sé que vas a ser feliz- dice Peter seguido de un corto beso en mis labios.

-Pero Peter, yo siempre fui feliz aquí- digo dulcemente y le doy un suave beso.

-Después de la cena, ¿está bien?

-Está bien- Peter me dedica una sonrisa y sale de mi cabaña, segundos después me siento en la cama.

Después de la cena les relataré un cuento a los Niños Perdidos. Creí que no aceptarían. Después de todo son niños entrenados por Peter, así que, ¿qué más hubiera podido esperar?

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Ya es hora de la cena y aún no he podido decidir entre Peter Pan y La bella y la bestia.

-Espero que ese cuento sea bueno, o si no tendremos serios problemas- me dice el Niño Perdido más pequeño de todos, que está sentado a mi lado derecho.

-No te preocupes, te encantará- respondo intentando parecer segura, aunque nunca he estado más insegura en mi vida. Si así está este niño, ¿cómo estarán los demás? Si no les gusta no volverán a dejarme relatarles cuentos en las noches.

Después de la cena, los Niños Perdidos hacen una media luna para que todos puedan verme y escucharme mejor. Una vez estoy sentada al frente, comienzo a relatar:

-Wendy, Michael y John eran tres hermanos que vivían en las afueras de Londres...

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-Fin.

Todos los niños se paran y comienzan a aplaudir mientras dicen cosas como: ¡el mejor cuento de todos! O ¡es mi cuento favorito desde ahora! Y todos me abrazan al tiempo. Es el abrazo grupal más grande que me han dado. Hasta Peter se unió al abrazo.

Una vez en Noviembre (Peter Pan y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora