CAPITULO 3

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Mis manos llenas de jabón olor a melocotón masajeaban el espeso pelo del felino, se resistía con todas sus fuerzas a seguir su aseo, pero lo ignoré porque mi mente estaba muy ocupada pensando en algo de gran importancia

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Mis manos llenas de jabón olor a melocotón masajeaban el espeso pelo del felino, se resistía con todas sus fuerzas a seguir su aseo, pero lo ignoré porque mi mente estaba muy ocupada pensando en algo de gran importancia.

Iam... bonito nombre.

Si no fuera por el hecho de que su presencia me parece terrorífica, tal vez... solo tal vez hubiese tenido en cuenta la opción de salir con él. Aunque... vamos ¿no puede ser tan malo, no?.

No. No debe ser tan malo, debe ser malísimo. El chico no te quiere ni ver en pinturitas y tú aquí pensando en tu casamiento e hijos con él, si serás idiota. ¡Deja de pensar en él!

Las garras del animal estaban fuertemente cerradas por el borde de la bañera. Una de sus uñas me rasguño el brazo. Maullaba como si el mundo se estuviera acabando.

-Tú te lo buscaste bestia peluda-fulmine al gato con la mirada mientras enjuagaba su denso pelaje. El agua de la ducha pasaba por el animal y luego se escurría por el drenaje, dejando limpio e impecable al gato. Tomé la secadora y la encendí en dirección al gato. Parecía que le agradaba pues cerraba sus ojos y ronroneaba contento y feliz como una lombriz mientras le soplaba con la secadora. Revoleé los ojos.

Lo que me faltaba....

Después de mi encuentro con el chico misterioso, había buscado al gato de Austin por todos lados, hasta que luego de tanta búsqueda lo encontré tirado plácidamente en un pequeño pozo lleno de barro. Ya no era gris, era marrón. Me había maldecido una y mil veces durante mi trayecto hasta llegar a casa. Y lo primero que hice al llegar fue bañarlo. Después de terminar su aseo lo tire en el sofá y corrí a mi cuarto. Dudé un momento en si me tiraba a mi cama o bajaba por comida primeramente. No pensé dos veces. Me lancé a mi cama y largué un largo suspiro.
Había sido un día bastante cansador...
Me tape con mi cobija y me acurruqué mientras cerraba mis ojos.

Iam...

Y con ese último recuerdo me quedé dormida.

Al día siguiente Pam me había despertado con unas de sus inusuales llamadas de las 6 de la mañana.

-¿Aló? -Me frote los ojos mientras bostezaba.

-¡CUÁNTO LO SIENTO JAY!-gritó en mi oído-Te juro que me había recontra olvidado! Ahora me acorde de la fiesta, es por eso que estas enojada conmigo y no me diriges la palabra no? Enserio discúlpame por haberte dejado plantada en la fiesta, perdón, perdón, perdón, perdón!-alejé el celular de mi oído pues me estaba aturdiendo. Fruncí el ceño mientras analizaba la situación.

¿Ahora te acuerdas de mi eh desgraciada? Vaya mejor amiga la mía.

-Eres una maldita perra que se olvida de su mejor amiga, podría haber muerto y tú solo ahora te hubieras dado cuenta. Mi cadáver se estaría pudriendo lentamente, para cuando me encontraras ya ni me reconocerías de lo podrida y deteriorada que estaría-lo dije con rencor-Estaría llena de gusanos que se estarían comiendo mis intestinos-finalicé triunfante mi dramatización.

Ahí tienes todo mi rencor, va con amor.

-Que asquerosa eres-podría imaginarme su cara de asco ahora mismo y reí -No lograste hacerme sentir mal con tu triste historia así que... ¿QUIERES IR DE COMPRAS ÉSTA TARDE?- ni siquiera me dejo responder- ¡ES UN SI! Te espero hoy a las 2 en mi casa, iremos juntas. Te regalaré unos zapatos divinos como disculpas. ¡Adiós coliflor!-cortó la llamada. Refunfuñe unas cuantas palabrotas y tiré mi celular en la mesa mientras me quedaba pensando.

Ahora me levantaré y aprovecharé este día. Hoy es un bello y nuevo día, lleno de hermosas cosas por hacer, secretos nuevos que descubrir. Sueños que cumplir. Nuevas metas que descubrir y misiones por termi....

Me quedé dormida.

Había muchos árboles a mi alrededor, era oscuro, demasiado oscuro para mi gusto. El lugar era tenebroso, emanaba un aire fúnebre. Un cuervo negro voló hacia mi dirección y lo esquive haciendome caer al suelo. El pasto estaba mojado debido a la neblina del lugar, mire mis manos y una mancha roja se hacia visible entre la oscuridad. Era sangre. El cesped estaba repleto de manchas de sangre, intente alejarme lo más posible de aquel lugar. Estaba demasiado asustada. Ahogué un grito al ver al chico de ojos azules tendido en el suelo frente a mí en un ataúd. Sus ojos estaban cerrados. Su cuerpo estaba totalmente tendido. Una ráfaga de viento me sorprendió y mi cabello se interpuso ante mis ojos. Aparte mi pelo y pegué un grito. Él estaba ahí enfrente mío parado, completamente vivo y despierto mientras me miraba fijamente a los ojos con odio.

-Tú... -proclamó con rabia y amargura- Todo esto es tu culpa-todo su cuerpo se tensó, yo estaba ahí enfrente suyo con los ojos bien abiertos muriéndome del miedo- ¡Tú eres la causa de mi muerte! -concluyó mientras me mataba lentamente con la mirada. Quería desaparecer, huir de allí. Quería correr lo más lejos posible de él. No quería volver a verlo, en verdad no quería volver a verlo.

-Iam...-Fue apenas un susurro casi inaudible. Mis manos me temblaban. Mi voz me temblaba. Todo me temblaba.

Eres una puta gelatina tembladora Jay.

-¡Ni se te ocurra volver a pronunciar mi nombre!.-Me advirtió claramente.-Y jamás me vuelvas a dirigir la palabra o yo mismo te haré callar. Y créeme que no te va a gustar-Una sonrisa perversa y tenebrosa se enmarcó en sus labios

Ok jamás volveré a decir tu nombre! Jamás volveré siquiera a hablarte! Tranquilo, nunca más, never de los never, nunca jamás en mi puta vida!

Asentí lentamente mientras él se alejaba. Todo se volvió borroso. Sentía como las lagrimas de terror se acechaban. Yo seguía temblando.

Jay la gelatina seguía en pie.

Y fue ahí que volví a la realidad. Abrí los ojos desesperada. Mi frente estaba sudada. Mi corazón parecía que se iba a escapar de mi pecho. Mis nervios estaban de punta. Estaba temblorosa. Había sido un sueño. Inhalé, exhalé, inhalé, exhalé hasta que por fin me tranquilice.

-Solo fue un sueño... -Susurré mientras me tapada la cara con mis manos.

-No seas tan crédula-Una voz escalofriantemente familiar habló. No puede ser.

Oh. Dios. mío.

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DARK SOULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora