Una Visita Y La Tercera Prueba

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"Hoy por fin tuve una plática decente con mi abuelo sin ruborizarme, mi abuelo aun se ríe de"ese incidente" y me dijo que no le importa que lo haya llamado hermosa, pero si me dijo que si nunca me había visto en un espejo con mi verdadera forma le dije que no debido al hechizo ilusorio de mi madre, me tomó del brazo y fuimos a mi habitación donde tengo un espejo de cuerpo entero tapo mi ojos y cuando los destapó quede sin aliento en el espejo, mi reflejo había cambiado era yo... pero con un largo cabello casi hasta la mitad de mi espalda, mi rostro, ¡oh dios!, mi rostro parecía el de una niña todo yo parecía una chica ante mi asombro mi abuelo solo río y me dijo que cuando fuera más grande ningún hechizo ilusorio y de ocultamiento funcionaría en mi debido a que nada puede engañar a la mirada de un Angellius..."

Se encontraba en su cama leyendo, recordando con diversión lo que ocurrió cuando la prueba terminó, al ver sido el primero en llegar y el único en llegar antes de que terminará la hora le dieron el primer lugar y el segundo a Cedric quien obtuvo puntuación máxima igual que el además de un pequeño extra, para disgusto de Karkarov y Madam Máxime, todos lo habían interrogado sobre el hechizo que uso, '¿De dónde lo sacaste?, ¿Quién te lo enseño?' Y demás cosas pero el respondió diciendo que sólo era un secreto de familia, de tan sólo recordar las caras de todos por ver como los tritones le habían ayudado, casi no podía contener la risa. 

Hace unos días había recibido una carta de su padrino quería verlo y para eso iría a Hogsmeade en uno de los fines de semana, claro estaba preocupado porque lo atraparán pero también quería verlo no podía contener la emoción, no le había dicho a Gabrielle sobre su padrino por lo que ella se molesto cuando le dijo que no podía ir con ella a Hogsmeade ese fin de semana, llegando el día a la 1 fue hasta las afueras del pueblo

- Hola, Sirius - saludó Harry, cuando llegó hasta él, el perro olió con avidez la mochila de Harry, meneó la cola, y luego se volvió y comenzó a trotar por el campo cubierto de maleza que subía hacia el rocoso pie de la montaña. Harry siguió a su padrino, Sirius lo condujo a la base misma de la montaña, donde el suelo estaba cubierto de rocas, y empezó a ascender por la ladera: un camino fácil para él, con sus cuatro patas; pero Harry se quedó pronto sin aliento, siguió subiendo tras Sirius durante casi media hora por el mismo camino pedregoso, empinado y serpenteante. El perro movía la cola mientras a Harry le dolían los hombros por las correas de  la mochila. Al final Sirius se perdió de vista, y, cuando llegó al lugar en que había desaparecido, vio una estrecha abertura en la piedra, se metió por ella con dificultad y se encontró en una cueva fresca y oscura. Al fondo, atado a una roca, se hallaba el hipogrifo Buckbeak, al verlo se inclino ante él, recordando la clase en que Hagrid le había enseñado a tratarlo y, después de observarlo por un momento, Buckbeak dobló sus escamosas rodillas delanteras y permitió que se acercara y le acariciara el cuello con plumas. Harry, sin embargo, miraba al perro negro, que acababa de convertirse en su padrino, Sirius llevaba puesta una túnica gris andrajosa, la misma que llevaba al dejar Azkaban, y estaba muy delgado. Tenía el pelo más largo, sucio y enmarañado como en el curso anterior.

- ¡Pollo! - exclamó con voz ronca, después de haberse quitado de la boca los números atrasados de El Profeta y haberlos echado al suelo de la cueva, Harry sacó de la mochila el pan y el paquete de muslos de pollo y se lo entregó - Gracias - dijo Sirius, que lo abrió de inmediato, cogió un muslo y se puso a devorarlo sentado en el suelo de la cueva - Me alimento sobre todo de ratas. No quiero robar demasiada comida en Hogsmeade, porque llamaría la atención. Sonrió a Harry, pero a éste le costó esfuerzo devolverle la sonrisa.

- ¿Qué haces aquí, Sirius? - le preguntó.

- Cumplir con mi deber de padrino - respondió Sirius, royendo el  hueso de pollo de forma muy parecida a como lo habría hecho un perro - No te preocupes por mí, me hago pasar por un perro vagabundo de muy buenos modales - Seguía sonriendo, pero, al ver la cara de preocupación de Harry, dijo más seriamente - Quiero estar  cerca, tu última carta... Bueno, digamos simplemente que cada vez me huele todo más mal, voy recogiendo los periódicos que la gente tira, y, a juzgar por las apariencias, no soy el único que empieza a preocuparse - Señaló con la cabeza los amarillentos números de  El Profeta  que estaban en el suelo.

HerenciaWhere stories live. Discover now