Reunión

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- ¡Nuray basta! - habló con suavidad pero firme mientras con su mano tocaba el brazo de la pelirroja para posteriormente obligarla a girarse hacia el, sonprendiendola en el proceso

- Ymir... Yo... - murmuró bajando la mirada

- Lo se cariño - sonrió observando los ojos Esmeralda que tanto le encantaban, la pelirroja sonrío de vuelta, la joven se giro quedando frente al duende de nueva cuenta, cerro los ojos inhaló momentos después abrió ligeramente sus labios dejando salir el aire, alzó sus párpados dejando ver sus ojos

- Lo siento duende Lu-khran... No tenía porque desquitar mi frustración contigo - dijo un poco apenada

- No importa - a pesar de haber dicho aquello los tres sabían que el duende estaba molesto y que posiblemente eso les traería problemas futuros - En seguida mandaré la carta para citar al señor Melek - se levanto de su asiento saliendo de la oficina dejando solos al castaño y a la pelirroja

- ¡Nuray no debiste tratar así al duende! - coloco sus manos sobre su cintura le molesto la forma en que la pelirroja trato a la criatura, claro el no era el mejor tratando con otras criaturas que no fueran Angellius, pero no era el mejor tratando con todos en general fueran criaturas, magos o lo que sea, el claro ejemplo era la familia de Nuray nunca podía tener una conversación con ellos sin que de una u otra forma lo hechara a perder

- Lo se... Es solo que... - paso una mano por su rojo cabello - Todo lo que hablamos con aquel hombre me ha puesto demasiado ansiosa algo me dice que no crea en él, pero y si lo que nos dijo es cierto si el jefe de familia es un asesino o un colaborador del señor oscuro de Inglaterra todos sabemos de lo que ese hombre es capaz, Turquía podrá estar lejos pero incluso allá se sabe de todo lo hecho por ese Lord oscuro - de golpe la pelirroja dejo mostrar toda su preocupación y frustración quería creer que el jefe de su familia no era como ese tal Dumbledore lo había pintado pero no lo conocía, no sabía que tipo de persona era

- Nuray... Mi muñequita si algo dentro de ti te dice no creer el en anciano, no lo hagas nunca te equivocas, además no lo conoces, o ¿qué crees que dirá el gran sabio? si no le das la oportunidad al nuevo jefe - el castaño acerco su mano derecha a la mejilla de la pelirroja para acariciarla

- Si pero la duda... -

- Entonces no dudes observa y crea tu propia opinión - dijo mirando con seriedad a su muñequita quien asintió con la cabeza para luego sonreír ya más tranquila, estaba a punto de recargarse en el pecho del castaño cuando una de las puertas de la oficina se abrió, por ella entró el duende camino un poco y volvió a ocupar su asiento

- He enviado una carta puede que el señor Melek llegue en unas horas o mañana a primera hora - informó el duende tras haberse acomodando en su lugar

Se movía incómodo en su lugar habían pasado casi tres horas desde que inicio la reunión de Tom con sus mortifagos y deseaba que esta ya terminará, estar solo en la habitación era demasiado aburrido, después que el mayor se fuera durmió un poco pero estaba seguro que solo fue por una hora o menos, aun así estaba aburrido y por alguna extraña razón tenía la necesidad desesperada de estar con su Lord era casi como si hubiera pasado años sin ver a su Tom, estaba ansioso casi hasta el punto de la desesperación, no queriendo seguir en esa situación se levanto de la cama y caminó con dirección al pequeño librero que Tom insistía en tener en la habitación pensó que un poco de lectura lograría distraerse, tomo un libro al azar leyó el título "Las artes oscuras y los ritos antiguos" rodó los ojos 'Que novedad artes oscuras' pensó con sarcasmo pero aun así volvió a la cama con el libro en mano, se acomodó e inicio a leer las artes oscuras no eran tan diferentes de la magia convencional tal vez más complicada y peligrosa, pero todo tenía sus riesgos y si la magia oscura se practicaba con cuidado no había tanto peligro, los magos eran unos exagerados o ese era su punto de vista, justo cuando estaba más enfrascado en la lectura escucho unos golpes en la ventana desconcertado giro la cabeza dándose cuenta que la causa de dichos golpes era una lechuza, dejo el libro a un lado y se paró, camino hacia la ventana abriéndola al estar cerca dejando entrar al ave, tomo la carta para leerla

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