Capítulo 3: Vuelta a la rutina.

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( Sólo aviso, que la historia en sí no empezó, donde se lía es cuando llegan a la U.A, que será posiblemente en el siguiente capítulo, disfrutadlo!:3).

Había pasado más de un una semana después de mi intento de suicidio, mi madre me ha estado visitando constantemente, me dolía verla mal, se notaba su tristeza, que tu hijo se intente suicidar no es algo muy agradable.

– Izuku...hoy te traje un pastel delicioso que hice, casero, ¿Te apetece comerlo?. - Decía su progenitora, allí la mujer peliverde tendía la caja rosada envuelta en un mediano lazo color blanco, era muy dulce aquel detalle, y seguramente lo sería igual lo que contenga el interior.

– Gracias mamá, pero ahora no tengo mucha hambre... - Dije, mi vista se concentraba en el paisaje que me daba la abertura de aquella ventana, un profundo silencio se notó en toda la sala, resultaba ser que tenía una costilla dislocada, no llegó a romperse pero si no se llegaba a tratar, se partía cual tallo de flor.
Mi brazo izquierdo estaba entero vendado, me había lastimado hombro y muñeca, sin embargo, mi derecho, tenía dislocado el hombro y el codo tenía una herida grande acompañado de un oscuro moratón, aunque en sí me dolía todo, tenía marcas por todo el cuerpo, recibí un fuerte golpe en mi cabeza, de ahí la venda ya que, fue lo que había echo que me desmaye en la caída.
Ambas piernas estaban vendadas, la derecha estaba prácticamente rota, sin embargo la otra sólo tenía una enorme herida que ya estaba cicatrizando, según el doctor, a pesar de las lesiones, sanarian pronto ya que no son muy exageradas ni están rotas o dislocadas de forma anormal.

– Izuku...Últimamente no comes...¿Por qué te intentaste suicidar? Llevo intentando averiguarlo esta semana que llevo aquí contigo, y no me dices nada, por favor hijo...– Me dolía ver a mi madre suplicarme de esa manera, ella no era culpable de nada, si no hubiese sido por ella quizás haya intentado quitarme la vida antes.

– Mamá... Sólo no quiero hablar...me gustaría hablarlo cuando esté preparado...– Comprendía la preocupación e impaciencia de la dicha, pero no me sentía preparado para decirle que mi autoestima está en el maldito subsuelo...

– Ah....perdoname...sólo... Necesitaba saber que te ocurría... Que es lo que tengo que cambiar...–Decía mi pobre madre con un tono apagado, me partía el alma así, con lo cual me incliné levemente de mi camilla para poder agarrar su mano derecha y estrecharla entre mis dos.

– No hiciste nada, tú no tienes la culpa de nada, soy yo que fui un cobarde...no lo volveré a hacer, te lo prometo, Mamá. – Dije con el corazón en puño, quería que entendiese que ella era una de las cosas más bonitas que tengo en mi vida, por no decir la única.

– Izuku...y-yo....– Definitivamente ella se echó a llorar, no era la primera vez que la veía hundirse por mí, cosa que cambiaría de inmediato, en cuanto vi aquella reacción, con mi diestra levanté el mentón de mi madre, mirándola a los ojos, su mirada era cansada, sus ojos verdosos tenían esas pequeñas arrugas que pasaban con la edad, tenía una expresión deprimida, ella mantenía ambos orbes cristalizados por culpa de las lágrimas que yo provoqué.

– Todo va a estar bien, una promesa es una promesa, ¿No?. – Le sonreí con dulzura, pero de repente el vago recuerdo de mi sueño atacó mi mente..."¡ME PROMETISTE QUE NUNCA ME ABANDONARÍAS, LAS PROMESAS NO SE INCUMPLEN, TONTO, TONTO, TONTO"!. Di un fuerte respingo al sentir la voz de Kacchan gritar esas punzadas palabras en mi mente, mi cabeza iba a explotar.

Mi madre se asustó, y en seguida me agarró, mirándome fijamente.

– ¿¡Que pasa?! ¿¡Estas bien?! ¿¡Hay que llamar al doctor?! – Alzó la voz, yo en seguida me negué a su petición, intentando calmarla.

– ¡A-Ah! ¡Estoy bien, estoy bien mamá de verdad! Sólo que me dio un escalofrío por el frío que está empezando a hacer....– Solté una pequeña risilla torpe, ladeando levemente la cabeza, y como siempre, sonriendo forzadamente para no preocuparla.

Suicidarse no es una opción. (KatsuDeku).Where stories live. Discover now