ENTRE GOLONDRINAS

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CAPITULO V


-¿Entonces escapaste de casa cuando ibas a ser un doctor por ser un artista circense? –Preguntó ella.

Caminábamos por la ciudad en busca de algunas cosas que el dueño del circo había solicitado para terminar de empacar. Aquel pedazo de tiempo nos dio poco a poco algo de fluidez para hablar entre nosotros y conocernos.

-Suena como una locura ¿no? –sonreí un poco algo entorpecido.

-Es una locura niño. Los chicos con dinero siempre se sienten tan insatisfechos.

-¿Cuál es tu problema hacia la gente con dinero, Ebba?

-¿Bromeas? Lo tenías todo y lo dejaste. Muchos de nosotros desearíamos estar en tu lugar. –algo de molestia había en su forma de hablar.

-No lo tenía todo. Al menos tú no tienes que cumplir las expectativas de nadie. ¿Por qué el mundo cree que la gente rica no tiene problemas?

-Lamento herir tus sentimientos de chica acomplejada. –Bufé, algo fastidiado. -Es solo que nosotros a veces no tenemos que comer y nos bancamos las tormentas mientras que tú tienes caviar y escapas de eso por una performance de Peter Pan.

-Ícaro.

-Lo que sea. –reclamó. -¿Exactamente para que dejaste toda tu vida atrás?

-Para ser feliz. –Ella me miró incrédula –No era feliz allí, no fui feliz durante toda mi vida. Siempre sentí que me faltaba algo y cuando vi esa presentación simplemente ocurrió. Es fácil para ti decir todo eso. Aquí eres libre. –Bajó la cabeza un poco y el silencio nos invadió.

-Creo que deberíamos regresar. Ya no falta nada. –Soltó cortando el tema.

-¿Dije algo malo?

-Solo no soporto estar contigo mucho tiempo, es todo. –Comenzó a caminar rumbo al circo y yo la seguí como un perro.

Había algo chistoso de todo esto. Con mis diecisiete años jamás me había sentido tan inexperto y como un verdadero niño antes.

Aquí todo era curioso, todo era nuevo y quería aprenderlo. Antes estaba preparado para mi mundo, papá se había encargado de eso. Sabía sobre política, religión, medicina, cultura, historia, ciencias etc. Pero poco sabía sobre comenzar a vivir.

 Pero poco sabía sobre comenzar a vivir

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El circo retrasó aún más su última función por el mal clima de estos días, como si alguien allá arriba fuese Dios o alguien aún más poderoso me brindase una leve ayuda.

-Connor ¡Joder! Está torrenciando, tienes que entrar ya a la caravana. –Gritó Ebba desde una de las casas ambulantes mientras el cabello se movía ágilmente entre la lluvia.

ICARUS, ALAS A LA LUNAWhere stories live. Discover now