Capítulo 1

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Eran las 3:00 p

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Eran las 3:00 p. m. cuando Santiago Boyett caminaba cabizbajo con sus manos escondidas entre los bolsillos del jogger, pateando las pequeñas piedras con que se topaba como si de un balón de fútbol se tratara.

Evitaba dirigirse por las calles más transitadas para minimizar el contacto con las personas, pero era inevitable, estaban en todos lados.

Dobló a la derecha y se quedó sin que patear, lo que le regreso a la realidad. Alzo levemente su rostro para ver en dónde se encontraba. En un pequeño letrero se leía "Calle Etéreo", una de las más concurridas peatonalmente hablando.

Santiago llevaba más de un año viviendo en esa ciudad y su sentido de orientación seguía siendo igual de pésimo que el primer día. Por lo que, buscaba lugares o detalles que le sirvieran de indicio para sus destinos.

Como por ejemplo, sólo debía continuar recto por tres cuadras, al llegar al terreno baldío tenía que cruzar a la izquierda, subir dos más, pasar el Banco Central y girar a la derecha, proseguir en esa misma acera por dos cuadras y listo: Hogar, dulce hogar.

Se veía complicado, pero para él funcionaba.

Reanudó su andar serpenteando entre los transeúntes, esquivando a algunos y chocando con otros. Cada golpe lo recibió como un "Te lo dije". ¡Pum! "Él no te conviene". ¡Pum! "Abre los ojos, no te quiere". ¡Pum! "Santi mereces algo mejor".

Un nudo se forma en su garganta, esos pensamientos ensordecieron la música proveniente de sus audífonos.

Sintió algo húmedo en sus mejilla — ¿Estará lloviznando? —pensó.

Levantó su vista al cielo buscando la respuesta, pero aparte de escasas nubes grises, todo estaba despejado.

La gota provenía de él. El torrencial estaba en su interior.

Se limpió con el dorso de la muñeca, regañándose mentalmente por lo estúpido que fue, y que seguía siendo.

Arregló su capucha para cubrir su rostro, ya había sufrido muchas burlas y humillaciones por el día de hoy.

Dio unos cuantos pasos cuando un enérgico pitido proveniente de sus auriculares lo ensordeció, se los quitó con premura acariciando sus oídos tratando de recuperar su audición, de repente un estruendo resonó fuertemente por todo la cuidad.

Todas las personas miraron hacia arriba en sincronía observando como un rayo descendió del cielo partiéndose en dos y cayendo en algún punto no tan lejano de donde ellos se encontraban, llevándose consigo la electricidad, causando un apagón total.

Sintió su cuerpo un poco pesado como si sus pies estuvieran pegados al concreto, su corazón latía más rápido de lo habitual. Con los segundos esa sensación desapareció sin una explicación razonable.

De fondo, algunos niños lloraban mientras sus padres intentaban calmarlos. Santiago hizo caso omiso a lo que le acababa de pasar y siguió su andar, solo necesitaba llegar pronto a su almohada: ella era su fiel amiga.

BlackoutWhere stories live. Discover now