Capítulo 9

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— Santi no abras los ojos —habla Verónica con un tono de burla —

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— Santi no abras los ojos —habla Verónica con un tono de burla —. Es en serio Santiago Boyett, manténlos cerrados.

— Sí, sí está bien, pero apresúrate que sabes que le tengo miedo a la oscuridad. —La apresura, lo tiene caminando con los ojos cerrados desde hace como cinco minutos. Santiago adora las sorpresas pero al paso de tortuga que lo lleva y los 300 tropezones que ya ha llevado gracias a su excelente sentido de guía, lo está cansando.

— Si eres cobarde niño, ya estamos por llegar. Además, tienes que ver el lado positivo, ya hoy cumples tus 18 añitos, y... ¡ya te puedo violar sin ir a la cárcel! —Exclama divertida.

— ¡Verónica! —La regaña, sus bromas sexuales lo apenan demasiado porque a la niña se le da por hacerlas es en la calle. Y ya de por si han llamado mucho la atención de los demás, al fijarse en un chico con sus ojos vendados siendo jalado por una loca chica pelirroja que grita a voz populi sus fantasías sexuales.

— Deja tu estrés Santi, ya quisieran ellos probar esta belleza tropical. —No necesita mirarla para saber que al decir las últimas palabras recorre con sus manos su cuerpo. La conoce demasiado.

— ¡Vero!, de... —Su intento de regaño queda en el aire cuando una voz masculina familiar lo interrumpe.

— ¡Santiago!, vamos ¡despierta! —El castaño siente que alguien lo zarandea. — Santiago, abre los ojos por el amor de Dios ¡Tenemos que irnos!

— ¿Qué... qué pasa papá? —Hace el ademán de quitarse la venda pero para su sorpresa ¡ya no tiene nada!

— Santiago deja los juegos, debemos irnos ¡ya! —En sus ojos café nota su temor. Está completamente asustado.

— Pero papá, ¿qué sucede? —Intenta levantarse de la cama pero no puede, algo se lo impide. Comienza a desesperarse — ¡Papá no puedo! ayúdame.

— Ya es muy tarde para ti hijo —solloza abrazándolo —. Es él, ya está aquí.—Su dedo índice tembloroso apunta hacia la ventana, Santiago con su mirada sigue su dirección y es cuando lo ve. Detrás de donde señala su papá, una figura negra se alza, flotando en el aire y golpeando suavemente con sus uñas afiladas el vidrio.

— ¡Papáááá! —Su grito es ahogado por una explosión que dispersa trozos de vidrio por toda la habitación, la figura cruza el marco y su velo negro rasgado sigue flotando con ayuda del viento que lo levanta de vez en cuando, mostrando que debajo de él no hay nada.

— ¡Papá! ¡Papá! —Se revuelve en la cama, algo le sigue restringiendo la posibilidad de salir corriendo. Su padre ya no está con él. Esta solo con ese espectro que se está acercando. Estira su esquelética mano al rostro de Santiago y acaricia su mejilla.

— ¡Noooo! —vocifera, despertando de la pesadilla. Su frente está toda sudada y su respiración es agitada.

— Fue solo un mal sueño santi. —Se alienta él mismo. Cuando, de pronto, vuelve a escuchar un pequeño golpe en la ventana.

BlackoutWhere stories live. Discover now