Capítulo 8

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- ¡Taxi! ¡Taxi! -Llama desesperado Seis, luego de lo que acaba de ver y que lo había dejado sin palabras, le urgía salir de allí

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- ¡Taxi! ¡Taxi! -Llama desesperado Seis, luego de lo que acaba de ver y que lo había dejado sin palabras, le urgía salir de allí. Los Tetra o el inspector Carreño podrían llegar en cualquier momento.

- ¡Taxi! ¡Taxi! -Seguía llamando y silbando, pero mientras unos iban ocupados, otros lo ignoraban.

Uno de ellos parece escucharlo, y comienza a desacelerar acercándose a la acera. Solo que no se estaciona frente a él sino a su lado, donde se encuentra una señora.

- Lo siento, pero tengo que irme. -Susurra por lo bajo y acto seguido eleva levemente su mano, borrando de la memoria de la mujer haber parado el carro amarillo, y de la del taxista haberla visto.

- ¡Taxi! -Vuelve a vociferar, esta vez sí siendo escuchado.

- Buenas noches -le saluda al cerrar la puerta -, por favor hasta la urbanización Meagans. -Le indica antes de respirar profundo acariciándose la sien.

- De acuerdo -le contesta el conductor un poco dudoso. Puede notar por medio del espejo retrovisor interno que el aspecto de su pasajero no es normal -. Señor disculpe pero ¿se siente bien?, ¿necesita que lo lleve a un hospital?

- ¿Qué? -Seis oye a lo lejos es la última palabra, sus pensamientos siguen en aquella chica brutalmente asesinada.

- ¿Se siente bien?, si gusta lo puedo llevar al hospital más cercano. -Repite el hombre detrás del volante, mirándolo por el espejo.

- ¡Ah! no, tranquilo, gracias. Solo necesito llegar pronto a la casa. -Le responde sin verlo.

- Muy bien. -Le dice el taxista no muy convencido de sus palabras, pero decide callar y concentrarse en la carretera.

El viaje continúa en un incómodo silencio, y más porque Seis sigue intranquilo en el asiento trasero.

- Después de la plaza, doble a mano izquierda -le indica Seis -, y me deja en la casa de rejas blancas por favor.

El taxista llega al lugar indicado y Seis se baja rápidamente, cancelando el servicio sin esperar el cambio, y murmurando un gracias al cerrar la puerta tras de si.

Con mano temblorosa introduce las llaves en la cerradura y entra a su hogar.

En lo que lo hace, se enciende la luz de la entrada, sorprendiendo a Seis.

- Bonitas horas para llegar señor, ¿se puede saber dónde andaba y con quién? -Lo recibe con burla su hijo, sentado en uno de los sillones de la sala.

- ¡Por Dios Ethan! Me asustaste -le dice con una risa nerviosa -. ¿Qué haces despierto a esta hora?

- Estaba en... -Inicia con una sonrisa en su rostro. Una que se borra en lo que nota un accesorio que tiene su papá en la muñeca - Papá, ¿esto es... -Habla Ethan luego de levantarse y agarrar la mano de su papá y girarla - ¡Es un inhibidor! -Lo suelta con rabia - Estuviste con ellos, ¿cierto? -Espeta con desagrado.

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