Capítulo 3

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— Ethan, llegaste justo a tiempo —contesta Seis aquella pregunta que había quedado en el aire

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— Ethan, llegaste justo a tiempo —contesta Seis aquella pregunta que había quedado en el aire.

— ¡Ethan! —grita entusiasmado Raian al verlo, corriendo a su encuentro transformándose en un cachorro de raza Caniche Toy y saltando a sus brazos. Ethan con risas lo ataja y éste lame su cara feliz, moviendo su cola.

— Espera... ¿qué? Él... él... ¿qué acaba de pasar? —habla un Santiago anonadado.

— Es la habilidad que mi hermano y yo tenemos Santiago, podemos cambiar de forma. —Le contesta Dixon, riendo por lo bajo y colocando su mano en el hombro de Santiago.

Ambos se quedan mirando aquella escena. Momento que aprovecha Seis para sugerirle telepáticamente a Dixon, ya que es el gemelo más centrado, que le explique mejor a Santiago ese tema.

— Correcto —habla Dixon en voz baja, y respira profundo.

— Santi, ¿te puedo decir así cierto? —Dixon asume que sí y prosigue — Raian y yo podemos ser lo que queramos ser, siempre y cuando sea un animal o persona. Aunque... —Dixon comienza a elevar su tono de voz para que un Raian canino lo escuche — Mi querido hermano prefiere más a los animales, supongo que se siente más cómodo así, al fin y al cabo es una bestia. —Acción que produce el efecto deseado, porque Raian gruñe a sus palabras, salta con brusquedad de los brazos de Ethan y corre directo al pie de Dixon, clavándole un fuerte mordisco.

— ¡Idiota! —le grita Dixon. Raian lo suelta y regresa a su forma humana. Poniéndose frente a Dixon, respirando pesadamente y retándolo con la mirada.

— ¡Ya basta, sepárense! —Se interpone Seis entre ellos. Ethan simplemente se cruza de brazos, ya está acostumbrado a las peleas de estos peculiares gemelos.

Santiago que quedó en medio de la línea de fuego, da unos cuántos pasos atrás. Ethan lo ve y se burla en silencio.

— Tiene razón señor Seis, disculpe. —Se lamenta Dixon. —Mejor sigamos hablando en privado Santiago.

— Aaah no, eso sí que no. Si van a hablar de mí, exijo estar presente. —Se opone Raian.

— Está bien, pero nada de pleitos chicos. Estaré pendiente de ustedes —Agrega Seis —Aprovecharé también para conversar con mi hijo de algo llamado puntualidad —Deletrea la última palabra con sarcasmo dirigiéndose a Ethan. — Sí papá —bufa éste algo aburrido.

— Vamos —Se alejan dejando a los chicos solos.

— ¿En qué había quedado?, aah ya. Como te habrás dado cuenta somos gemelos, lo único que nos diferencia, físicamente hablando, son el color de ojos. Raian los tiene azules y yo verdes. —Inicia Dixon, y era cierto. Ambos chicos son idénticos, son altos, con un cuerpo atlético, el mismo corte de cabello, rapado a los lados y largo la parte superior, las raíces son rubias tomando una tonalidad un poco más oscura a medida que se acerca a las puntas. Detalle que resulta encantador cuando les da la luz del sol.

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