Capítulo 20.

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Las cosas se han complicado desde que regresamos anoche del palacio. Papá se ha puesto iracundo al ver los golpes en mi rostro y no me ha creído cuando le he dicho que caí de las escaleras de la casa real, por lo que tuve que confesarle toda la verdad, la absoluta. Estuvo a punto de ir a reclamarle al rey, por lo que mamá y yo tuvimos que detenerle y hacerle entrar en razón sobre la mala idea que era aquello.

—Buenos días a todos —Saluda Liz, entrando con una sonrisa en el rostro que no le había visto desde hace días —¿Por qué todos siguen aquí y Emily no está en tutorías?

Hoy decidí no ir al edificio del señor Field para no tener que dar explicaciones sobre mis heridas y tampoco dejar a Rose sola en casa, por lo que mamá tuvo que acompañar a Mia a sus clases.

—Estábamos esperando para ver a qué hora regresarías de casa de Daniel. —Alega padre.

Ayer me encontré con la noticia de que se había ido a pasar toda la noche con él en su vivienda, pues al parecer logró convencerla de hablar sobre el malentendido del compromiso.

—Soy una persona adulta y estaba con mi novio. ¿Qué te pasó en la cara? —Me pregunta al ver mis moretones.

—Nada que quiera contar.

—¿Te los hizo Rose? Porque no me sorprendería —cuestiona al verla desayunar a mi lado —Por cierto, ¿Qué hace aquí?

—Liz, modera tu actitud —advierte mi madre —. Ella es amiga de tu hermana y es bienvenida siempre.

—Pensé que todos estábamos de acuerdo en que ella era una mala influencia para Emily.

—Basta Liz. Tiene derecho de quedarse en casa, así que como tú tuviste la libertad de dormir fuera. Cuando tengas tu propia casa podrás decidir quién entra y quien no.

—¿Desde cuándo nos reprendes?

—Desde que soy tu madre.

—Vine a contarles una noticia que me hace feliz y me recibes de esta manera.

—Eres tú quien ha comenzado a ofender a una amiga de los Malhore.

—Lo mejor será que retire. Emily, te espero en la habitación. Gracias por el desayuno, señora Amanda. —Se levanta Rose, dejando la comida a medias.

—La has incomodado. ¿Por qué tienes que ser tan grosera? —Reclamo, molesta una vez mi amiga sube las escaleras.

—Hay guardias afuera. Seguramente la están buscando. Probablemente, no lo sabes, pero es una meretriz. Todo el mundo lo comenta y ya están pensando que tú también te dedicas a eso.

—Detente, Liz. Si venías a decirnos algo, pues hazlo. Ya deja de molestar a tu hermana.

—Se supone era una increíble noticia, pero todo lo arruinan, porque en esta casa cada cosa gira en torno a Emily Malhore como si nadie más existiese. Me comprometí con Daniel, aunque supongo que no importa ¿verdad? Seguramente si Emily ganara una medalla por algún debate en clases sería mejor recibido.

—¿Por qué tomas esa actitud? ¿Qué te sucede, Liz Marie Malhore?

—¿Es que no se dan cuenta? Acabo de decir que me comprometí con Daniel y solo les interesa la manera en como le estoy hablando a Emily.

—Felicidades —digo, cansada de la discusión.

—No importa. Ya quiero casarme para marcharme de esta casa.

—Hija, nos alegra. Lo juro —Mamá intenta abrazarla, pero ella se mueve —. Simplemente, no entendemos a que viene tu hostilidad.

—Yo también quiero ser tomada en cuenta.

El perfume del Rey. [Rey 1] YA EN LIBRERÍAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora