Aspiradora

31 3 0
                                    

Estaba pasando tranquilamente la aspiradora por el salón. Era sábado por la mañana y todavía seguía en pijama. Tarareaba alegremente la canción que sonaba a través de mi teléfono.

Entonces tocaron el timbre. Paré la música y me dirigí hacia la puerta extrañado. Me paré frente a esta y la abrí, ignorando por completo el consejo que me había dado mi madre cuando era un niño "Asegúrate siempre de preguntar quién es antes de abrir".

Error, gran error.

"Somos los testigos de Jehová...". Les cerré la puerta en cuando escuché aquella frase, dejándolos con la palabra en la boca, pero ya era demasiado tarde.

Volvieron a tocar y continuaron llamando a la puerta como si les estuviera prestando toda la atención del mundo. Seguí pasando la aspiradora, limpie las ventanas, vacíe el lavavajillas, hice mi cama... Y todavía no se habían ido.

Finalmente, preso del estrés que me habían provocado, abrí la puerta de nuevo. "Lo siento, os equivocáis de persona. Yo soy un siervo de Satán y mi objetivo es convertirme en el mejor amigo de Lucifer. Así que largaos de una vez antes de que os utilice para mí próximo ritual satánico."

Jamás olvidaré las caras que pusieron. Tuve que hacer un esfuerzo titánico para no reírme de ellos. Cerré la puerta y poco después escuché sus pasos alejándose. Me senté en el sofá y entré en el WhatsApp, dispuesto a contarles a mis amigos lo que acababa de suceder.

Pasó una semana, volvía a ser sábado y yo volvía a pasar la aspiradora por el salón. Volvieron a tocar el timbre. Me quedé estático en mi lugar, no era posible que los testigos de Jehová hubieran vuelto tras lo ocurrido. Estando todavía asombrado, me dirigí hacia la puerta y la abrí.

Esta vez tan solo había una chica de no más de 18 años ante mí. Se notaba que estaba nerviosa, jugueteaba con sus manos y se mordía el labio. A pesar de eso nada más abrí la puerta sus ojos se clavaron en los míos con decisión. La recordaba, había estado aquí la semana pasada, pero aquella vez había venido con tres personas más. Estaba muy confundido y fue entonces cuando repare en la maleta que había a su lado. Ya estaba con la boca abierta, dispuesto a empezar a preguntar, cuando ella tomó aire profundamente y soltó: "Yo también quiero ser una seguidora de Satán. Por favor acéptame en tu hogar, no soporto estar en esa secta ni un día más."

Me quedé quieto sin saber qué responder. De repente mi teléfono comenzó a sonar. "Salvado por la campana", pensé. Le pedí que esperase un minuto y respondí sin siquiera mirar quién estaba llamando.

"¡Alberto! Sí, hola, soy yo, Lucifer. Mira es que no aguanto el calor de aquí abajo así que me voy a pasar unos días en tu casa. Llego en cinco minutos. Ve preparando una película o algo para cuando llegue, venga, adiós." Y colgó.

Definitivamente no podría ser más inoportuno. Seguro que era la venganza de Buda por haberle ganado al Uno la semana pasada. "El karma se encargará de darte tu merecido", dijo al ver que le lanzaba una carta de "+4". Jamás pensé que un hombre como él pudiera llegar a ser tan vengativo.

Relatos CortosWhere stories live. Discover now