Santiago zoo

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La mentalidad de Éder cambió de forma drástica después del sueño del discurso, después de la tormenta y del comienzo de la escritura de su obra. No volvió a quedar en blanco la pantalla ni su mente y los días se hacían largos, como si tuvieran muchas más horas que 24.

La gravedad de sus problemas ya no lo mantenía atado a sus molestas atmósferas. Tal vez era el azar, tal vez la suerte o tal vez su imaginación, pero este joven creía que la realidad le entregaba todo lo que él buscaba, esto de maneras insospechables.

Una mañana encontró olvidado en un paradero un gorro de lana, él deseaba eso, él lo conseguía. Las coincidencias se volcaban a su favor, antes de entrar a cierto concierto les comentó a sus acompañantes que esperaba que el artista interpretara ciertas canciones inéditas, era poco probable, pero cuando el cantante comenzó a cantarlas, los amigos de Éder se le quedaron mirando sonriendo como diciéndole: suertudo de mierda. Terminó la escritura de su libro: una fluidez casi lírica de la expresión de su mente, puede que de su corazón, en fin, a muchas personas les gustó el texto y, sin buscarla, una poca de fama lo abrazaba. Todos estos sucesos eran prácticas, una posibilidad en la vida, algo normal, esperable o fortuito; pero para Éder, él había llamado a la buena suerte, él cantó y redactó su cantar y esa fue una llave maestra habilitada para entrar en todos los salones. Eran pronoias de este tipo las que surcaban su cabeza.

De aquí uno de los pilares en su teoría literaria: crear ilusiones para llamarlas al presente, antes de cambiar cualquier cosa hay que inventar algo que supere a lo antiguo. Llevaba todas estas ideas a las hojas, inspirándose en diferentes autores y hechos de la vida real.

Los demás estudiantes de la universidad le ayudaban a desarrollar sus temáticas, ya que era la vida la que se desenvolvía en ellos y él creía que comenzaba a dominarla, silenciosa y paulatinamente.

Le gustaba caminar por las calles nocturnas, como si se encontrara en el interior de un laberinto gigantesco. Un día se preguntó quiénes eran esas personas en el interior de los automóviles, ¿a dónde se dirigen? Y encontró allí dos cosas: lo primero, que si no vislumbramos o si no tenemos un destino definido, nunca lo alcanzaremos; y que sin lugar a dudas parecieran que los automóviles era una de las primeras manifestaciones de la alienación de las máquinas, de su emancipación, ya que existe una posibilidad de que las personas sean las herramientas utilizadas por las máquinas para funcionar, y esto se describe mejor en el uso de smartphones y redes sociales. Todas estas ideas conversadas en profundidad con su compañero Cesar G. Alarcón, sacadas de novelas de ficción y distopía, textos de Huxley.

Si no escribía los pensamientos y teorías que lo asaltaban de improviso, creía que estos se podrían volver en su contra o en el peor de los casos, quedar en el olvido. Creyó que todas esas reflexiones e ideas psicodélicas, expresadas en manifestaciones artísticas, culturales en general, necesitaban organizarse y ser sociables, un orden y una voz, y entre conversaciones incansables, nacido en los pastos de la universidad logró compañía y secuaces. El quería un grupo literario y poco a poco lo lograba.

Hay que alcanzar las metas y superar los obstáculos, pero al igual que en el Sueño con Serpientes, se matan y aparecen otros mayores. Ahora se encontraba Éder en frente de un espejo del baño de la universidad, las mentes brillantes de ese lugar beben como si el mundo se fuera a terminar, acababa de orinar, era una fría noche de julio.

El reloj marcaba aproximadamente las 12 a.m. y aún quedaban muchos estudiantes al interior del recinto, más allá se escuchaba música y algunos enérgicos continuaban bailando. Éder al salir del baño volvió a reintegrarse a su grupo, 12 personas alrededor de un barril que escupía llamas hacia el cielo, algunos estiraban los brazos para calentarse con el fuego, otros no tenían tanto frío porque se abrigaban con vino tinto y otros licores, hablaban sobre las clases sociales, la revolución, poesía y música.

El gran ocasoKde žijí příběhy. Začni objevovat