8. Octubre

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Tía Marely -o mejor dicho- mi segunda mamá.

Marely es la hermana menor de mi madre y la tercer hija de cinco hermanos. Es mamá de una pequeña niña llamada Nicole, y esposa de un hombre llamado Adam.

Marely ha luchado contra el cáncer de estómago durante los últimos cuatro años, desde que se lo diagnosticaron.

Su vida con tan solo 37 años cambió radicalmente, tuvo que cambiar la vida caribeña, su casa de playa y el trabajo en una firma de perfumes de lujo para regresar a su ciudad natal a vivir con mi abuelita en un clima más templado y una vida más tranquila.

Tuvo un par de operaciones que la han ayudado a vivir a tranquila -libre de cáncer- es lo que los Doctores decían. Perdió gran parte de su estómago en la cirugía.

Su figura curva línea había sido reemplazada por una más delgada, ahora sus comidas eran de las mismas proporciones que la pequeña Nicole.

Mi tía Marely ha aprovechado cada segundo que la vida le ha ofrecido, gran parte de mi manera de pensar se lo debo a ella. Es inspiración, una mujer sabia, bella e inteligente.

(...)

—Despertó con un dolor intenso, su medicamento no le hacía efecto, le marqué a tu mami para que viniera rápido, yo no sabía que hacer Li...— era mi abuelita quien explicaba muy preocupada. —Llegó y pronto la llevamos al hospital, los Doctores decidieron que tu tía debía internarse con urgencia...—

Me encontraba en casa de mi abuelita, mamá me había pasado a dejar en la madrugada, ella regresó al hospital a cuidar de mi tia.

—Desde hace días que estaba perdiendo el apetito abue...— añadí analítica mientras servía más café en mi taza. Ambas desayunamos.

Podría jurar que no pasaban de las 9:00 am, apenas había dormido un par de horas, y seguía con la misma ropa del concierto.

—Estoy muy preocupada mi Li, el dolor que sentía mi hijita no era normal, nunca se había puesto así de mal...— la cara de mi abuelita se miraba cansada, no era por menos, no podía ni imaginar la noche que habían pasado.

—Abue, ve a acostarte, también te desvelaste toda la noche y...— antes de que pudiera terminar mi oración el timbre sonó. —Creo que es mamá, iré a abrir...—

Abrí la puerta principal y efectivamente era mi madre, en su rostro una mirada seria, como si en su mente pasaran un mil pensamientos. Y esa templanza tan fría no me daba buen presentimiento.

—Lían te traje ropa limpia, ve a bañarte, te llevaré al hospital para que cuides a tu tía...— a paso veloz se dirigía hacía la cocina mientras me entregaba una mochila. —Debo de ir a trabajar, nos veremos en la noche.—

—De acuerdo ma...— tan solo respondí.

Escuché desde el pasillo a mi abuelita preguntar preocupada por mi tía.

—Está delicada...— dijo mamá y es lo único que deseé escuchar pues me dirigí directo al baño para darme una ducha.

—¿Cómo está mi mami Li?— era la dulce voz de Nicole llamando en la habitación a lado del baño.

—Bien Nico, la iré a ver en un rato...— recargada en la puerta respondí con una sonrisa.

A pesar de su corta edad de ocho años ella entendía muy bien todo lo que sucedía.

(...)

—Ahí va el pase para entrar al hospital, debes de estar al pendiente a cualquier cosa que diga el Doctor, me avisas inmediatamente...— mamá me daba instrucciones precisas mientras esquivaba a toda velocidad los autos frente a ella.

Después De Decir HolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora