9. Octubre

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—Mamá ¿Puedo ir a una fiesta de disfraces al rato?— pregunté con cierta incertidumbre.

Por la mañana había recibido un mensaje de Rachel, una gran amiga del Instituto. Estudiamos juntas los tres años de preparatoria, además de haber jugado en el equipo de básquetbol y -por supuesto- es la mejor amiga de Cami.

Cada año como de costumbre Rachel da una fiesta de disfraces en un pequeño salón de eventos que pertenece a su familia.

Las primeras fiestas solo asistían su grupo de amigas más cercanas, pero ahora sé ha corrido la voz y varios chicos de nuestra generación irían.

—¿De quién?— preguntaba mamá, guardando con suficiente cuidado un documento en su portafolio, parecían los análisis de la tía Marely.

—De Rachel... Hmm la chica que vive cerca del Instituto, la mejor amiga de Cami...— explicaba dándole un par de datos con referencia para refrescar su memoria. —Por la noche dará una fiesta de Halloween en su casa, Shey, Cami, Rose y varios chicos del Instituto irán ¿Qué opinas?— trataba de convencerla, era el momento perfecto pues apenas podíamos vernos en el día.

Nunca ha sido un gran reto obtener permisos -desde que recuerdo- mamá me ha dado la libertad de ir a cualquier lugar, confía bastante en mi.

Sin embargo las circunstancias para recibir un permiso -en este caso- eran poco probables.

—Dale permiso hermana, ha pasado días cansados en el hospital y merece un descanso, divertirse con sus amigos...— añadía mi tía Marely, a quien ya le había contado sobre la fiesta, sabía que un par de horas de distracción me harían bien.

—Si está bien Lían, pero solo irás un rato...— mamá respondió con un tono pensativo. —Y por un rato me refiero que pasaré por ti a las 12:00 pm.—

—¡¿Qué?! Pero a esa hora va iniciar.— mencioné indignada.

—No le veo mucho caso que asistas entonces...— añadió.

—Pe-pero...-—

—Tómalo o déjalo...— concluyó.

Sin duda, mamá es de una sola palabra y no podía dejar ir el permiso, así que dibujé una sonrisa en mi rostro aceptando tal condición, que se desvaneció al saber que no tenía exactamente un disfraz para la noche y a estás alturas, no había manera de conseguir uno "bien elaborado".

-Pensaré en algo- me dije, el pensamiento fue interrumpido por la voz de dos enfermeras que con rapidez abrían la cortina.

—Buen día señora Marely...— la enfermera entregaba unos documentos a mamá, mientras su compañera levantaba el respaldo de la camilla de mi tía.

—¿Qué pasa má?— susurré.

—Solo puede estar un acompañante para la colonoscopia...— la enfermera nos miraba fijamente.

—De acuerdo, estaré afuera...— mencioné, a los pocos segundos un Doctor y un aparato estaban a lado mío. —Espero afuera...—

Voltee rápido para ver a mi tía, su rostro lleno de lágrimas rompían mi corazón. Su mirada de sufrimiento y cansancio me hacía sentir impotente.

Salí rápidamente de la habitación con lágrimas en los ojos y un nudo en el pecho deseando que no sufriera más.

Era inevitable, sus quejidos y llantos se quedaron en la habitación, mientras cruzaba la puerta estos se desvanecían.

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⏰ Última actualización: Aug 31, 2023 ⏰

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