Capitulo 2: Schönling

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— ¿Y esa cara?

— No es de tu incumbencia, Erik — Ese nombre, ese hombre, Erik Ardelson, el hombre con el mismo respeto que la reina, alguien a quien se le estima por su capacidad de pelea, el dedo índice derecho de la Comandante y un escudo inquebrantable ante ella.

— Uy... ¿Quién molesto a mi reina? —sonrió nuevamente— Ah... No me digas, ¿otra vez esos viejos? — Murmuró mientras se acercaba más a ella.

— Es una tradición ir con ellos antes de salir del cuartel, es un fastidio, ya no sé qué hacer con ellos así que les dije que esta sería la última vez que me vuelva a hacer lo mismo o si no...

— Oye, oye... — La abrazó para que se tranquilizara.

— ¿Qué...? ¿Qué haces? — Él miraba para ambos lados asegurándose que no estuviera nadie — Déjame, Ardelson.

— No lo haré, no hasta que tu corazón deje de estar acelerado.

— Alguien nos puede ver.

— No hay nadie — Susurró en su oído, Seelene se tranquilizaba conforme su mejilla estaba apoyada contra el pecho de Erik, él sentía sus latidos disminuir — ¿Mejor?

— Me haces perder el tiempo — Él carcajeó leve.

— Estoy seguro de que puede ser al revés —se separó un poco para mirarla—, sin embargo, no puedes salir así a la expedición. Eres una fiera que todavía está sedienta de sangre.

— No es así, es que solo estaba enojada y... — Erik tomó la barbilla de ella y acaricio su mejilla.

— Y sigues con sed — Sin esperar más la besó tomándola de la cintura, aferrándola más a él, ambos sonreían entre el beso ya que sus manos viajaban cada parte de sus cuerpos hasta que Seelene se separó de él mientras se reía.

— Eres un idiota.

— Así me gusta verte.

— ¿Más molesta?

— Más relajada para pelear — Erik bajo la mirada mientras sonreía.

— ¿Por qué no vendrás esta vez?

— Pues hay algo que tengo que hacer por aquí —le mostró varios papeles donde explicaba que los grupos de guerreros más fuertes bajaban su desempeño y calidad física—. Así que junto con el Jefe que esté a cargo de ellos tendré que ponerlos en forma. Temo que también estén haciendo otras cosas ya que no se los tienen supervisados.

— Entiendo, si sospechas que hacen eso me avisas.

— Sabes que lo haré.

— Te necesitaré en esta ocasión.

— Tienes a Marcus, él es mucho más fuerte que yo y además sé que cuidara bien de ti —sonrió y acarició su mejilla — Ahora ve, el tiempo corre — Seelene asintió y comenzó a caminar, sonrió al sentir la mano que la detuvo y la volteó para que luego la besarán — Seelene, te amo.

Una vez más, Seelene no respondió nada más que con un «Ajá» y asintiendo con la cabeza. No se puede mezclar eso en un contexto como la guerra, ni siquiera pararte a pensarlo «No sabes si algún día perderás aquella persona en donde depositaste todo ese amor, tu amor. ¿Qué harás si pierdes todo eso frente tus ojos?»

La guerra te arrebata todo, hasta el cielo.

La guerra, hace muchísimos años que se mancha la sangre de esta tierra con muchos inocentes; el humano se crea, procrea y flaquea ante la tentación de poseerlo todo convirtiendo su humildad en avaricia y maldad.

La esencia de la guerra©Where stories live. Discover now