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PALABRAS AL AMAR.

Al escribir los escabrosos detalles de una aniquilación, no tenía derecho de sentir tristeza porque a pesar de sentir la culpa ahogándome lentamente nunca me detuve. Sentía el tormento de un hombre con un pasado aterrador, con fantasmas muy difícil de borrar, y sin embargo sus temblores jamás me detuvieron. Su historia era digna de esos relatos que crees que existen. sabes que tienen que estar ahí porque siempre va a existir alguien que lo pasó peor, pero son reales. Yoongi era una de esas personas. Y después de saber los secretos, me sorprendía que aún podía mantenerse de pie.

Olvidando los pecados de mi ser, no por mucho, suspiré cerrando el borrador del reportaje. Miré la habitación, la cama en donde nos hicimos uno y el dolor me consumió.

¿Cómo fui capaz de mirarlo a la cara? Amarlo por la noche, besarlo por la mañana y planear un día juntos como si el arma cargada sobre nuestras cabezas no estuviera lista para destruir todo y por mi culpa.

Culpa, culpa, culpa. La culpa como si tuviera la habilidad para reírse se burlaba disfrutando mi miseria

Me acerqué a la cama y me tiré, deseando dormirme y atesorar los recuerdos de este lugar sabiendo que no se volverían a repetir. Moví los ojos varias veces, visualizando nuestro últimos momentos en este lugar y poco a poco me dormí deseando despertar en otra vida y otro lugar. Este ya estaba marchito.

DOS DÍAS ANTES.

Cerré la puerta dándole una patada y una mirada de reojo pero mi completa atención estaba en él. Estaba colgando de mi cuello y me rodeaba con sus piernas presionando en mi abdomen. De vez en cuando daba un suave saltito para encontrarnos, quedando con ganas de más sin tener suficiente de la probada rápida del placer. Gimió sobre mi oído cuando lo dejé sobre la cama, mirándolo desde arriba.

Sus pestañas y sus ojos le daban un aspecto afrodisíaco que siempre conseguía dejarme sin aire. Me cogió y me besó furiosamente, estremeciéndonos a ambos cuando nos empezamos a quitar prendas. A duras penas me concentré en un condón porque no conseguía librarme de los besos hambrientos. Sus manos recorriendo por todo el cuerpo. Tocando mi cabello y tirándolo. Marcando mi espalda buscando algo de consuelo al desvanecerse en gemidos.

Bajé hasta su ombligo. Mordiendo, lamiendo sus pliegues hasta terminar en su pene. Lamí despacio y con cuidado, hasta que lo metí de lleno hasta mi garganta y chupé el glande cuando lo saqué. Repetí la secuencia que puso a Yoongi a buscar aliento desesperadamente.

Mojé mis dedos con el lubricante que había estado listo también, y mientras lo succionaba, lo preparé. Usando un dedo dando círculos, estirando y cediendo ante mi estímulo.

Yoongi estiró su mano para encontrar mi mano y llamar mi atención. Entonces me alejó y sonriendo me tiró a un lado, se alineó con mi palpitante dureza y se penetró.

—Oh, mi Dios —musitó, rodeando mi cuello con los ojos cerrados. Su frente tenía el cabello sudoroso pegado en ella.

Tomando impulso se movió y yo apretando y empujando desde su culo. Estábamos en guerra. Él empujaba hacia abajo y yo hacia arriba. Moviendo la cama sonando a la par de nuestros sonidos bestiales.

Afuera se podía oír parte de la música de la fiesta. El viento movía las cortinas que separaba la sala de la cabaña con la orilla de la playa. Entraba por todos lados pero se sentía como una caricia. Nos congelaba la piel caliente y nos reímos cuando nos quejamos al mismo tiempo.

Mostrándome lo más humano y sincero que había sentido nunca. Como es que una sonrisa tierna podía dejarme tan cálido. Me uní a nuestro centro, entretanto sostenía su cuerpo con mi mano encontré su rostro. Sus ojos iluminados me devolvían la ilusión. Una ilusión que voy a extrañar. Una ilusión que no merezco.

La tristeza me llenó, era una sensación agridulce, amarga y vinagre. Me envenenaba. Y sabía que sólo podía disfrutar del momento, recordar las curvas de su boca y sus ojos de dormitorio llamándome a probar sus besos una vez más.

Con su mano se incorporó a besarme y con sus ojos cerrados, cerro sus piernas en mí y nos movimos lentamente.

Mi pene salía y entraba con sutileza, dejando apenas la punta para volver a completarnos. Yoongi se quejó débilmente, tirando de mí brazo como si aferrarse a mí fuera el único consuelo. Cogí sus piernas y me moví más profundo, enterrándome, sintiéndome lleno de él y su calor. Experimentando estar completo a nuevo nivel. De sus ojos salieron lágrimas tímidas sin caer, lo besé por toda la cara y en el intercambió curé su llanto con suavidad, observándolo como si fuera el ser humano más hermoso del universo.

—Oye —le dije.

Me apretó con el brazo que mantenía en mi cuello y me lamió lentamente. Su boca chupando mis labios mientras me dejaba una línea suave de dolor. Sus ojos jamás se apartaron de mí.

Creo que me los grabé para siempre.

Me quedé paralizado mientras me corría en el condón. Vibrando una electricidad excitante terminando en mi entrepierna, recorriendo mi espina dorsal hasta mis pies.

—Ah, Yoonie —dije suspirando a través del orgasmo—. Eres tan, tan, tan hermoso —susurro ahogado, dejándome caer sobre él y moviéndome a un lado después.

Caí vencido ante este hombre. Me abrazó y yo me perdí cerrando mis ojos con pereza y una sonrisa. Se abrazó en mi pecho y desde ahí me miró regalando una sonrisa somnolienta.

Nos reímos al mismo tiempo, producto del orgasmo que te daba un shock de endorfinas como para sentirse drogado.

Finalmente lo cubrí con la sábana, había tirado el condón a un lado de la cama, y se acomodó sobre mí.

Me dormí mirando el techo de tela blanca de la cabaña, era parte de las cortinas, y se unía en un todo. Lo vi de reojo con sus ojos tatuados en mí como lo último que pensé.



hola!! aki le autore
¿cómo van? ¿están preparades? uwu

bajo su piel ❀ jimsuWhere stories live. Discover now